Y el sol se ocultó ese día y no volvió a salir en varios. En la calle brillaba esplendoroso, pero no así en mi vida. No sólo llovió durante el sábado, también el domingo. Pareciera que la Naturaleza se aliara conmigo, con mi tristeza y abatimiento. Aún no podía creer que Anastasia ya formara parte de mi pasado. No quería un futuro sin ella, con nadie. Encerrado en mi habitación, contemplaba absorto la maqueta como si fuese ella la que estuviera frente a mi. Pero no era cierto; todo había terminado. Taylor insiste una y otra vez en que debo alimentarme; nunca he pasado sin comer ni un sólo día, pero ya van dos y los que aún quedan. No deseo vivir, sin ella nada me importa. No tengo más aliciente que sumergirme en el trabajo y el lunes ha sido igual de monótono que siempre.. Y para colmo de desgracias, Leila sigue perdida. Imagino que ella se sentirá igual que yo: perdidos ambos, con un pasado en común
Sigo la rutina diaria, pero como un robot; todo cuadriculado, rutinario: Las mismas cosas, las mismas horas, los mismos minutos, las mismas caras de siempre, menos una: la de ella. No he vuelto a saber nada. No he vuelto a verla. Recuerdo que en ese día comenzaría su trabajo en la editorial. Deseo ardientemente, verla, hablar con ella, preguntarle sobre la experiencia de su primer trabajo importante que deseaba con tanta pasión, y sin embargo no estaremos juntos para ello.
- Andrea, no me pases llamadas si no son estrictamente necesarias, por favor
- De acuerdo señor Grey. La señorita Ross, deseaba hablar con usted. Y el señor Welch también.
-Bien, ponme con ellos ahora, y después no quiero ser interrumpido por nada ni por nadie.
- ¿ Se encuentra bien ? - me pregunta Andrea extrañada por mi actitud
- Si, si.... Sólo que no he dormido muy bien esta noche y tengo la cabeza como flotando
-¿ Desea tomar un calmante?
- No es necesario. Gracias Andrea. Sólo haz lo que he dicho
Y entro en mi despacho dispuesto a terminar cuanto antes las comunicaciones que había manifestado a Andrea y quedarme solo, rumiando mis preocupaciones.
¿ Debo enviarle flores como bienvenida al trabajo ? ¿ Sería oportuno ? ¿ Le gustaría ?. Miles de dudas navegan por mi cabeza. Por un lado deseo hacerlo, por otro quizá la incomodase más. No obstante, las enviaré.."
- Que las tire a la basura si no las quiere. Me personaré en la floristería y las elegiré yo mismo. Las más bonitas, las más espectaculares, las mejores para Ana.
En el establecimiento, la florista me enseña rosas de varios colores y me explica el significado de cada color. Tal y como me siento elegiría las rojas, la pasión. Pienso en Ana y elijo las blancas, inocentes, puras, preciosas, como es ella.. Solicito una tarjeta para escribir un mensaje. La señorita amablemente me conduce hasta un escritorio destinado a tal fin, y comienzo a escribir:
" Felicidades por tu primer día en el trabajo. Espero haya ido bien. Te agradezco el planeador. Has sido muy amable. Ocupa un lugar preferente en mi escritorio."
Christian
Aún tengo la posibilidad de escuchar su voz, cuando me llame para agradecer las flores. Pero me engaño a mi mismo. El día pasó y Anastasia no ha llamado. Cunde mi desesperación. Salgo a correr; necesito sacar fuera la inquietud que me consume. Y nuevamente dirijo mis pasos hacia su casa. Hoy si hay luz en el salón, pero inmediatamente se apaga y se enciende la de su dormitorio. Permanezco allí esperando ¿ qué ? . Alguna señal de vida, de que ella está bien. Pero la luz se apaga también inmediatamente. Dirijo la vista hasta el salón, pero permanece a oscuras. No se ven luces en ningún rincón de la casa. Anastasia se ha metido en la cama. Y espero, espero, espero... No sé el tiempo. Lentamente, decido regresar a casa. Tampoco hoy la veré. Tampoco ceno. Me basta con la comida de mediodía; no tengo apetito. La señora Jones, me ha preparado mi plato favorito, con la esperanza de que coma, pero no puedo. Se me ha cerrado el estómago, algo insólito en mi. Me ducho y permanezco bajo el agua un buen rato; quiero que se vayan mis malos augurios con el agua limpiadora. Que limpie mi alma oscura; ya no tengo luz, se ha ido, ha salido de mi vida. No, no ha salido de mi vida, pero yo si de la de ella. Me meto en la cama con la ausencia total de sueño. Trato de dormir; lo intento, y al cabo de no sé el tiempo, lo consigo, pero...
¡ Han vuelto ! De nuevo están aquí. Mi angustia, mis imágenes , mis cincuenta sombras al acecho vuelven para torturarme. Me despierto jadeando de angustia y cubierto de sudor. Nuevamente los olores, los malos olores a bourbon y a tabaco barato, acuden a mi olfato. El hombre malo ha vuelto, y me busca, me busca por toda la casa. mami no está, no la veo...
¡ Dios bendito !. Me despierto y miro a mi alrededor. Todo permanece inalterable, sólo yo y mis pesadillas, mis sombras más oscuras y terribles se ciernen sobre mi. Necesito a Anastasia, necesito su luz cegadora que me rescate de esta sin razón.
Y así transcurre el martes, y el miércoles, una idea se abre paso en mi cabeza. Tengo que comunicarme con ella. Con el pretexto que sea. Mi móvil vibra, y una esperanza se apodera de mi durante el instante que tardo en comprobar la llamada. ¡Oh decepción , no es Ana; es Elena ! No tengo ganas de hablar con ella. Sé de antemano lo que va a decirme y no quiero escucharlo. Que me dejen todos como estoy, con mi atisbo de esperanza y de soledad.
Ella prefiere los correos antes que las llamadas, además está en el trabajo y tan sólo lleva dos días en él. No deseo que le echen una bronca por mi culpa La envío un mensaje y espero con impaciencia su respuesta Deseo saber, y es una excusa, el destino final de las flores. Si le gustaron o terminaron en la basura. O es posible que ni siquiera me responda. Pero al cabo de unos instantes, que me parecen eternos, por fin recibo respuesta. Le digo que al día siguiente se inaugura la exposición de su amigo el fotógrafo, y seguramente aún no tiene coche. Que cuente conmigo si le apetece mi compañía. y ella me ha respondido que si. La luz cegadora ha vuelto a mi vida. Tengo que pensar algo para recuperarla. Ya sé, ella quiere más, pues bien, estoy dispuesto a concedérselo, porque yo también lo necesito. Posiblemente la recupere, pero no debes hacerte ilusiones, Grey,. Puede que sean falsas esperanzas. Pero no. Desoigo mis reflexiones y nos citamos a una hora. Voy a ver a Anastasia; mañana será el día. Podré verla nuevamente, y la tendré a mi lado, y tomaré su mano, y veré sus ojos, y trataré de que sonría.
Con optimismo, de regreso a casa voy al gimnasio; tengo unas ganas locas de hacer cosas. He recobrado, de repente el apetito, y Gail, se ha puesto contenta, y Jason sonríe satisfecho. Hoy todo está bien. Voy a ver a mi luz, voy a verla. ¿ Tendré paciencia para esperar a mañana? ¡ Oh Dios ! qué lentas pasan las horas.
Hoy es el día. Dentro de pocas horas, volaremos de nuevo en el Charlie veremos el anochecer, y volverá a ser maravilloso tenerla tan cerca. Hablaremos, tenemos que hacerlo; la prometeré nunca más llevarla al cuarto de la tortura, porque ahora si merece ese nombre
Y por fin, a la hora, estoy puntual frente a la editorial, y en un segundo, aparece Anastasia por la puerta. Taylor se baja par abrirle y entra junto a mi. ¡Cielo santo, qué desmejorada está ! Más delgada, pálida y con su rostro triste. Tan sólo los ojos resaltan, precisamente por su delgadez. Oh, pequeña ! ¿ Qué te he hecho ? No puedo reprimir la furia que me invade al ver su estado. Parece mentira que en tan corto espacio de tiempo, haya perdido tanto peso. La miro fijamente y espero una respuesta que con mala gana me da
- ¿ Cuando ha sido la última vez que comiste ?
Ella me devuelve la mirada, y alude a la última comida en Escala. ¡ Por Dios ! pareciera que va a desmayarse.
Autoría: Relato libre de 1996rosafermu. Basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Edición: 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras de Grey
Video: Youtube - The Scientis / Coldplay
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