CHRISTIAN AND THE SHADES

CHRISTIAN AND THE SHADES
Todo lo relacionado con Cincuenta Sombras de Grey. Basado en la trilogía de E.L. James

miércoles, 24 de febrero de 2021

Los Grey / La liberación de Christian - Capítulo 40 - Un hogar para una familia

 Me despierto y dirijo mi mirada, lo primero de todo, hacia Ana. que duerme tranquila a mi lado.  Sonrío, tengo motivos para hacerlo: ella está bien, hemos solucionado nuestros problemas y estoy contento y feliz.  Despacio me levanto; tengo en mente algo que sé le va a gustar.


Después de asearme me dirijo a la cocina donde Gail está preparando el desayuno.  Ella también sonríe, hoy todos sonreímos. Ha tomado cariño a Ana.  Seguro que la ve tan joven, que creo piensa que podría ser su hija.  Cuando estoy terminando mi desayuno, siento unos pasos que se acercan rápidos hasta mi, es Ana.  Se ha levantado y vestido como para ir a algún sitio

La pregunto y me responde que va a trabajar, algo que ni por lo más remoto  va a  ocurrir.  Hay que seguir a rajatabla las indicaciones de los médicos, y dijeron ocho días de reposo antes de incorporarse al trabajo. Y puede estar segura que los va a cumplir



- Creo que va a ser que no, Ana-. Se extraña de que aún esté desayunando tranquilamente y en vaqueros, y es que he decidido que hoy yo también hago trampas al trabajo. Iremos a ver qué tal marchan las obras de nuestra casa.  Estoy deseando vernos allí,  en aquel bonito lugar.  Se lo digo y a ella le gusta la idea. Por una orden mía, Gail, ha preparado una cesta de alimentos: : haremos un picnic en nuestro nuevo jardín.

A los dos nos gusta el aire libe, sobretodo a Ana que de ninguna de las maneras renunció al prado.  Veo que come con avidez el desayuno que le ha preparado la señora Jones.  Estoy asombrado, ella que siempre hace remilgos a la comida.  Se detiene un momento y me mira extrañada de mi asombro, y enseguida sé la respuesta: es por el embarazo.  La miro detenidamente  con el miedo asomando a mis ojos, pero ella con un apretón de mano y un beso en la mejilla, consigue calmarme, pero no desechar el temor.

Vamos en el coche y ella no hace mas que preguntar dónde vamos. 
" No lo sé, cuando nos cansemos paramos el coche y nos tumbaremos en la hierba en cualquier sitio ", la respondo.  Pero ella reconoce la carretera, se acuerda de cuando vinimos a ver la casa.  Me mira sonríe y satisfecha suspira. Tomo su mano, y la pongo sobre mi rodilla.  Me gusta sentir su contacto mientras conduzco.  Ella interpreta otra cosa y desea jugar.  Tengo que darle un no rotundo para que no siga.

- La orden del médico fue tajante. Ocho días de reposo
-¿ Ocho días? No soy de cristal ¿ sabes? y han pasado muchos días sin ...
- Ana... Ocho días - la digo riendo.  Ella retira su mano de mi pierna enfadada, pero yo la recupero y vuelvo a ponerla en la rodilla.



Ya hemos llegado, estamos frente a la fachada, pero todo es desorden de camiones, andamios .  Obreros que van de un lado para otro, y la casa con los tabiques en el suelo.  Nos miramos pensando ambos lo mismo

- Navidad está muy cerca.  Creo que este año no pondremos el abeto en el salón de esta casa.  ¿Pero te has fijado cómo está?- La digo desilusionado.  Una voz lejana nos llama y nos hace señas con los brazos. Ambos miramos y descubrimos a Elliot encima del tejado.  Nos dice que baja a por nosotros, y efectivamente llega sonriendo con dos cascos de obra

Abraza efusivamente a Ana y me da unas palmadas a mi. Ya en repetidas veces lo ha hecho sin que me haya producido rechazo alguno. Le quiero, es un cabeza loca, pero le quiero. Espero que Katheine le meta en vereda.

- Elliot, para Navidad no estará la casa lista - le digo adivinando el pensamiento de Ana
- Eres un desconfiado, te dije que para Acción de Gracias estaría terminada , y si algo tiene mi empresa es eso precisamente: la formalidad en las fechas
-¡ Pero si está hecha un desastre!- El se rie y nos da los cascos para que nos los pongamos.

Con cuidado recorremos la casa y paseamos la mirada por sus paredes. Unas han desaparecido y otras las están levantando. Vamos hacia la cocina y resulta ser una habitación sin tabiques, sin suelo sin nada. Ana y yo nos miramos y ella me dice sonriendo : " olvídate de los carísimos cuadros que compramos"


Yo me río, la tomo de la cintura y subimos por las escaleras hasta la primera planta. Entramos en el que será nuestro dormitorio y sonreímos satisfechos porque allí sólo tendrán que modificar el vestidor y el baño. Miro a Anastasia que está contemplando el paisaje  que se ve desde la cristalera .  El sol brilla sobre sus cabellos  oscuros, pero con reflejos más claros.  Al verlos recuerdo Versalles, el salón de los espejos y de la frase que pronuncié " Sería capaz de construir uno igual, sólo por ver el reflejo del sol en tus cabellos".
La beso en ellos, y me detengo un momento en mi beso porque pienso que podría haberla perdido para siempre con todo lo ocurrido.  Pero está aquí, la tengo junto a mi y estamos viendo nuestro futuro hogar.  Hoy todo está bien

- Mira - la digo.- Estas podrían ser las habitaciones de los niños. ¡ De los niños ! ¿ He dicho eso?" Lo has dicho Grey, eso es señal de que lo has aceptado." Esta será una casa familiar en la que corretearán, gritarán, llorarán y reirán nuestros hijos.  No habrá cuarto rojo, aquí no. Pero si un cuarto de juegos para ellos solos.  De reojo, veo que Ana me mira en silencio sonriendo ¿ Está leyendo mi pensamiento? Sé que lo hace, porque yo también lo hago; hasta en eso estamos compenetrados.

Reclina su cabeza en mi hombro y lentamente bajamos las escaleras.  Nos despedimos de Elliot y de todos los obreros.  Cuando ya vamos saliendo, Ana hace que detenga el coche: estamos justo frente al prado.

- ¿ Quieres pasear un rato por ahí ? - Se positivamente que va a decirme que si, y por ese motivo hice que prepararan una cesta de picnic. Abro el porta equipajes y la saco junto con una manta que compramos en Londres.  Ella palmotea de alegría y da saltitos, algo que freno inmediatamente. A veces es como una niña pequeña, claro que es muy joven. Sin embargo otras veces...  se convierte en una mujer.., pero que muy mujer.

Ana mira el entorno.  No se ve ni la casa ni a los obreros.  El césped está alto, y una idea en mi cabeza se abre paso, pero será más tarde.; ahora comeremos y charlaremos.  Extiendo la manta y Ana se tumba en ella. Mira hacia el cielo, sonríe y suspira de satisfacción.  Yo la beso y también me tumbo a su lado cogido de su mano.

 He recibido una llamada de Ros y me anuncia que lo de Taiwan está cerrado.  Al verme sonreír me pregunta si son buenas noticias.  Le digo que excelentes. No sólo no despediremos a nadie,sino que además tomaremos más gente para trabajar.

- Pensé que irías tú a Taiwan
-  Estabas en el hospital, debía estar contigo,  no me iba a ir tan lejos,  teniendo a Ros que es mi mano derecha.  La gestión la ha realizado  perfectamente.

  Hemos terminado de comer.  Me tumbo en la hierba que está mullida y desprende un olor como a tierra mojada. Estoy satisfecho y feliz. Ana está a mi lado y me mira ¿ en qué estará pensando?.  De repente se inclina hacia mi y me besa en los labios acariciando  mi pecho y desabrochando los botones de la camisa que llevo puesta.  Trato de frenarla, pero recuerdo que la doctora dijo que no había problema y ya han pasado tres días, ha sido una tregua. Así que sin poder resistirme, respondo a su beso.  Desabrocho su blusa y dejo al aire  su cuerpo.  Con mi dedo índice libero sus pechos del sujetador. Los acaricio suavemente, acaricio su garganta.  Me incorporo y la siento sobe mi.  Levanto su falda y acaricio sus muslos, que tanto he echado en falta desde hace tantos días.  Beso y muerdo cada centímetro de piel. Y ella entorna los ojos y respira profundo. Bajo sus braguitas y acaricio su sexo y ella responde " ¿ Y tú ?" Se echa hacia atrás y desabrocha mi pantalón, los baja junto con mi slip. Ya estamos los dos frente a frente, de igual a igual y con cuidado, sentada en mi regazo,  la penetro suavemente, disfrutando de ese momento tan íntimo que tanto hemos echado de menos. Hemos inaugurado nuestra casa de la mejor manera que podíamos hacer. Es lo que sabemos. es nuestra conexión  Y nuestros suspiros y jadeos van al unísono y es rápido,quizá por la abstención que hemos tenido, pero incontrolable, pronunciando su nombre con  reverencia y ella el mio diciéndome que me quiere.

Está tumbada sobe mi pecho, y ambos estamos medio desnudos, pero no nos importa.  Esa es la conexión que necesitábamos, la que acabamos de tener, pero esa paz y ese éxtasis se ve interrumpido por una nueva llamada. Levanto a Anastasia que se acomoda la ropa y yo hago lo mismo, rebuscando el teléfono en el bolsillo del pantalón

- Grey -contesto. Y al otro lado del teléfono escucho la voz de Welch, primero me muestro alarmado, después contento.  Ana me mira seria sin entender nada de lo que ocurre, y con temor de que sea una mala noticia.  Cuando cuelgo le notifico, que sabemos quién pagó la fianza de Jack y resultó ser el marido de Elena Linc. Pienso que al final se enteraría de que fui yo quien se tiraba a su mujer , y lo hizo por venganza, pero esta vez se las va a ver negras con el plan que tengo trazado.  Nuevamente llamo a Ross. Le doy orden de que compre todas las acciones de la empresa maderera de Linc. Voy a hundir su negocio.  Ana se alarma pero la explico que eso es algo personal. Ha hecho la vida imposible a mi familia y han pasado cosas graves con mi mujer y mi hermana.  No ha sido él, bien es verdad, pero si propició que otra persona lo hiciera pagando su fianza.  Así que sí, me asiste ese derecho.

Tengo que proteger a mi familia,esa es mi responsabilidad.  Sin darme cuenta me veo acariciando el vientre de Ana y ella me mira con ternura.  Me parece imposible que vayamos a ser padres.  Repito a Ana que sigo con un miedo atroz y ella me responde que también tiene miedo, pero que entre los dos saldremos adelante. " Creceremos juntos Christian, los tres". " No pienses ni   por un momento que serás un mal padre, porque yo no te lo pemitiría. Eres cariñoso, inteligente, divertido y mandón".  Se echa a reir y yo la miro y por primera vez siento que mi miedo va siendo menor.  La beso y repito mi letanía preferida : " Ana, mi Ana".

  Han pasado los meses y el vientre de Ana ya es abultado. Cuando nos acostamos la sigo abrazando, pero también a su vientre.  Ella me ha enseñado a querer a ese pequeñín que crece dentro de ella. Sabemos que es un chico y todo está normal. Ya sólo faltan dos mess para que nazca mi hijo. Y al pronunciar esas palabras, siento que mi pecho se ensancha.

 Ana desea que vayamos al cuarto rojo, quizá a jugar por última vez antes de que ella de a luz. Tengo miedo de que pueda perjudicarla, aunque no le haré nada para dañarla.  Pero es mucha la excitación que siente con cualquier caricia.  Pienso que su estado de gravidez hace que su líbido sea mayor, pero el caso es que nuestros encuentros sexuales siguen siendo fantásticos, aunque ahora practicamos el sexo vainilla, que para nada es soso y aburrido..

La he atado a la cruz y recorro su cuerpo con  el látigo de tiras  suavemente, sin azotar. Conozco sus partes estratégicas  y en ellas me centro.  Al cabo de un rato, la descuelgo  y despacio la deposito en la cama. No podemos tener sexo en la postura normal debido a su vientre. La tumbo en el borde de la cama  y allí despacio,  la poseo por última vez antes de dar a luz, en esa habitación impregnada de recuerdos para mi.



Al cerrar la puerta de ese cuarto tras de nosotros, cierro también una etapa difícil de mi vida. No me gusta mucho venir aquí.  Si lo hago es por complacerla, pero después de tener al niño será difícil que volvamos

Autoría:   Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James  Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet
Edición:  Año 2017
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario