Ella rompe en una carcajada catártica y se tumba en el suelo, mientras aprieta con su mano el estómago, como si le doliera. Yo aún de rodillas la miro sorprendido; no acierto a comprender por qué se ríe.¿ Lo hace de mi ? ¿ Es un rechazo ?. Al final de su risa, termina llorando, pero eso la calma. Me ha dolido mucho que respondiera de esa forma ¿ Por qué se ha reído, tan imposible es que desee casarme con ella ? ¿ Tan monstruoso soy que ni siquiera puedo aspirar a eso ?
Poco a poco la histeria se le va pasando y ambos nos miramos. Le hago ver que estoy perplejo ante su reacción, y ella me relata la cantidad de situaciones insólitas que ha vivido a lo largo del día. Lo que menos esperaba era esa declaración tan imprevisible, como yo mismo. Le seco las últimas lágrimas con un beso y la miro a los ojos, y ella me mantiene la mirada. Al fin, aún titubeante, me pregunta el porqué de esa petición
- Mi vida ha sido controlada tras ser tortuosa. Cuando te conocí pensé que serías mi sumisa, pero poco a poco me fuiste cambiando y comprendí que esa vía que tu me mostrabas, era diferente a la que hasta ese momento había vivido, y supe que contigo todo sería distinto. No quiero mi vida anterior, quiero esta vida juntos, porque por fin he encontrado a alguien con la que deseo vivir hasta el fin de mis días-. Ella me mira mientras resbalan algunas lágrimas que yo enjugo con mis manos. Y sigo hablándola, porque ahora es ella la que necesita escucharme:
- Nunca creí que esto pudiera ocurrirme; nunca lo pensé siquiera. Nunca me sentí digno de ser amado, ni de que yo tuviera la capacidad de amar, pero llegaste a mi vida y desde ese preciso momento, todo cambió y mi mundo estaba patas arriba por ti, y lo que es más curioso, yo quería que lo estuviera, porque mi mundo ya no era aquel en el que había permanecido durante tanto tiempo. Mi mundo ahora eras tu y así deseo seguir siempre.
- Pero..., pero...Eres muy inoportuno, Christian, tienes que reconocerlo. Has ido a elegir un momento muy particular, y además no has sido nada romántico. Necesito asimilar todo esto, pensar en ello.
Por un momento mi corazón se detiene : me está rechazando, suavemente, pero eso es lo que me está diciendo que no. Ella intuye lo que estoy pensando, porque parpadea como queriéndome decir que sólo me está pidiendo tiempo para darme una respuesta definitiva, porque ha de pensar en mis revelaciones y en dar ese trascendental paso del matrimonio. Es cierto que nos hemos conocido hace poco, y que aún hemos de conocernos más, pero quiero que lo hagamos juntos, que sea un camino a recorrer uno al lado del otro. Ella me responde, sin siquiera haberle hecho la pegunta
- Sólo necesito tiempo, para pensar en todo esto, nada más
- ¿ Entonces es un si o un no ? - la digo con ansiedad
- No Christian, no es una respuesta . Dame tiempo, sólo eso
- Está bien. Esperaré
Me quedo pensativo en lo que ella me ha dicho hace unos instantes acerca del romanticismo. ¡ Claro ! ella es romántica y apasionada; esperaría otra cosa, otra situación muy alejada de la que hemos vivido. Flores, corazones... Lo que ella sueña en sus románticos libros, y no se parece en nada a lo que tenemos. Seguimos aún de rodillas; ella no dice nada, y yo siento que hemos de terminar esta situación. La ofrezco mi mano para que se levante del suelo; deben dolerle las rodillas, porque a mi me duelen. Quizá sigo siendo inoportuno, pero sólo se me ocurre preguntarle si tiene hambre, y dar por zanjado este desagradable episodio de una vez por todas. Ella me responde que está cansada y exhausta y que sólo desea acostarse. No me lo puedo creer ¡ no se marcha ! Decido rebuscar algo en el frigorífico y encuentro un Tuper con macarrones con queso que ha hecho la señora Jones. A mi me encantan, desde pequeño me han gustado, y a ella también le gustan.
Animado los pongo en el microondas y hago que se siente a mi lado y podamos cenar tranquilos, después de una tarde tan azarosa. De pronto descubro que tengo hambre, que tenemos hambre: Ana come más deprisa de lo que acostumbra. Decido averiguar dónde ha estado con Ethan. La estuvimos buscando por todos lados y no pudimos localizarla. Se había dejado el bolso en el coche, y ni siquiera podíamos hacerlo con el móvil. La digo que Taylor se volvió loco cuando no aparecía. Le insinúo si había bebido algo, y en esa pregunta ella cambia radicalmente de actitud, se yergue sobre la silla y me mira de una forma retadora. Todavía no alcanzo a comprender qué es lo que la hizo enfadar, pero sé que lo está. Y me confirmo cuando de una forma algo agresiva me pregunta lo que hice con Leila en su apartamento. Nunca la he mentido, y esta vez tampoco lo haré, pero debía medir mis palabras:
- La bañé. Estaba sucia, olía mal, su pelo era opaco y grasiento. Muy distinta a la chica que yo conocí. Tuve lástima y remordimiento porque pudiera haber llegado a esa situación por mi. La lavé el cabello, y la ofrecí tu ropa para que se pusiera algo decente y limpio.
Pero me sigue sorprendiendo, porque ella lo ha interpretado como que me sigue atrayendo sexualmente. Y de repente pienso que ha sido un fallo de mi parte; no debí detallarle que la había bañado. Pensaría en algo totalmente distinto a lo que sucedió en realidad. No me mueve hacia ella más que el sentimiento de culpa porque quizá fui yo quién la indujo a eso. Nunca le di amor, no como ella quería y por eso me dejó y se fue. ¿ Cree acaso que sentí algo sexualmente al verla desnuda en el baño ? No Ana, es como si lo hiciera con un niño. No tengas celos de ella ni de nadie porque has sido tu la que me has ganado día a día. No había otra y no la habrá. No pienses en eso, Ana.
Y sin embargo sé que es en eso en lo que piensa. Que nuestra conexión de hace tiempo, aún permanece. Y no es cierto. No he sentido nada hacia ella más que lástima. No, Ana, fue caridad lo que me hizo comportarme así. Ni lo pienses siquiera; tuve lástima de ella, al ver su vida truncada, nada más. Suelta el tenedor en el plato, de repente, y lo aparta mientras se levanta de la silla. Me dice que se va a la cama, que su cuerpo es una bomba y que va a estallar de un momento a otro. Trato de retenerla, pero ella se suelta de mi y se marcha al dormitorio. Se que mientras se va, las lágrimas cubren sus ojos de nuevo. Tardo un segundo en seguirla y cuando entro en la habitación, la veo que está acurrucada en el suelo, con la cabeza escondida en sus rodillas, llorando de nuevo . No puedo soportarlo. Otra vez llorando por mi.
Corro a su lado y la abrazo, beso sus cabellos. Trato de calmarla y ella se acurruca en mi pecho. Suspiro aliviado al comprender que no es rechazo, sino tristeza lo que siente. Quiero decirle miles de cosas; que Leila no representa nada para mi, que sólo es ella la que ocupa mi vida entera, pero las palabras no salen de mi garganta, y sólo una frase, corta, es lo que puedo decir, mientras entierro mi cara entre sus cabellos:
- Lo siento.
- Estoy cansada, Christian, anímica y físicamente cansada. Vamos por un camino que yo desconocía, y a velocidad de crucero, y no te alcanzo. Siempre vas por delante de mi; siempre tienes algo que descubrir, y no bueno precisamente. Una vida normal a tu lado es poco menos que imposible. Se que todo ello se debe a tu vida anterior, pero me desborda, me abruma y me supera. Por eso te pido tiempo. Primero he de asimilar todo tu bagaje y analizarme yo misma si soy capaz de ir capeando este temporal que eres tú, Christian. Porque te quiero tanto que me es imposible convivir con tu vida anterior. Porque en ella habían otras mujeres que quizá no hallas olvidado y que vuelvan de nuevo a tu memoria, . Y que quizá, mentalmente cuando hacemos el amor, compares tus otras veces y las que tenemos ahora. Porque los celos y la incertidumbre me pueden. Por todo eso te pido tiempo para, poco a poco, hacerme a la idea y comprobar que verdaderamente soy sólo yo, la que tienes presente en tu vida.
- Cielo por favor, cálmate. Te lo he repetido miles de veces: ellas no son nada, pero no puedo borrarlo, que no dudes haría si pudiera. Sólo te quiero a ti; tu eres el centro de mi universo, sólo tú.
La beso, la abrazo, y permanecemos así durante un buen rato. Ella, poco a poco se va calmando, y de vez en cuando me aprieta más fuerte contra su cuerpo y yo la aprieto también, queriendo transmitirla todos mis pensamientos, y tranquilizarla. Y le repito la misma frase repetidas veces, hasta que su llanto cesa y nos levantamos del suelo. La conduzco hasta la cama y la ayudo. Ya en el lecho la miro fijamente a los ojos y la digo todo el amor que me inspira y el sentimiento por haber tenido que encontrarse de bruces con mi pasado, que vuelve una y otra vez.
-Lo siento, lo siento, lo siento...
Editado; Año 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras más oscuras
Video: Youtube / Code Blue / The dream / Cincuenta sombras más oscuras
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