He reservado mesa en el mejor restaurante de Aspen. Mi hermano lo merece, la ocasión lo merece. Él quiso confiarme su decisión antes que a nadie; ahora me siento muy unido a él. Se han roto muchos diques en mi vida, y compruebo que siempre estuvo a mi lado, pero inconscientemente le he rechazado sistemáticamente durante estos años, pero ahora, es mi hermano mayor, le quiero y le ayudaré en todo lo que pueda. Me pidió consejo sobre la elección del anillo, puesto que yo tenía la experiencia más cercana en el tiempo, y él nunca se había visto en una situación como la que vamos a vivir. Yo tampoco, en mi vida, ni en sueños, pero sabía muy bien lo que deseaba. El resto fue de la mano del joyero que supo interpretar mis deseos, Bien, pues ahora le indiqué que se dejara llevar y así lo hizo. Deseo que sea feliz, como lo estamos siendo nosotros. La casualidad quiso que se encontrara con Gia, pero ahora no había peligro, ya no. Está profundamente enamorado de Kate, y es por la única mujer que está dispuesto a colgar sus aventuras y formar una familia con ella. Yo intento tener afinidad con Katherine y espero que con tiempo lo consiga, no sólo por Elliot, también por Ana, que la quiere como a una hrmana.
Nos dirigimos al restaurante. Observo a mi hermano, y él me mira de vez en cuando. Le noto emocionado y yo también lo estoy. He elegido un menú selecto aconsejado por el chef, que llamé cuando estábamos organizando el viaje, y al que conozco de otras ocasiones, y creo haber acertado plenamente, porque al contemplar la comida en el plato, sólo ha faltado un aplauso. Será que estamos contentos, relajados y a gusto. Yo me siento satisfecho y feliz.
Ana a mi lado. La observo y llamo su atención para que no se exceda; queda mucha noche por delante. Le acerco la copa del agua y ella sabe lo que eso significa. Recuerdo la noche en que tuve que ir a buscarla y le hice beber un gran vaso para contra restar el exceso de alcohol.Paseo la mirada por todos ellos; ríen, charlan y en sus caras se nota que están contentos. Yo también soy feliz y aprieto la mano de Ana, que me mira por si deseo algo. Sonrio a mi chica que está preciosa. No sólo a mi me lo parece, al maitre que nos condujo hasta la mesa, , se le iban los ojos detrás de ella. Estamos ya en los postres y la animación en nuestra mesa, ha subido, excepto Kate, que se muestra algo seria. Elliot me mira interrogante y yo le sonrío; somos cómplices de algo bueno, y dentro de mi, el corazón da un salto de alegría al darme cuenta que es algo normal entre hermanos, pero que yo mismo me privé de ello durante mucho tiempo, demasiado tiempo.Estoy feliz de haber sido el autor de esta reunión con mi familia, me siento en paz conmigo mismo.
De pronto Elliot se levanta y rodilla en tierra, le pide a Kate que sea su esposa. Todos abren sus ojos por la sorpresa y por un breve espacio de tiempo se quedan mudos ante lo inesperado A Kate se le ilumina la cara y dos brillantes ojos le miran con tanto amor, que no hay duda de que va a ser un si lo que salga de su boca. La pone el anillo y se besan, de una forma marca Elliot, y todos aplaudimos acompañados del resto de comensales que ocupan el comedor. También ellos estaban expectantes.
Ordeno traigan el mejor champán del mercado y algunas botellas de agua. Mia habla con Ethan, Elliot y Kate se miran, sonrien y se besan, y nosotros nos miramos y sonreimos. Una cena perfecta. Después de brindar por los prometidos, Kate y Ana se abrazan emocionadas, y cuchichean algo entre ellas. De vez en cuando, algún curioso de mesa vecina se gira, nos mira y levanta la copa a la salud de los novios. Yo miro alrededor mío; es la primera vez que vivo un acontecimiento semejante, en otra persona. Lo nuestro fue especial, para ella y para mi, muy íntimo, muy nuestro.
Las chicas desean continuar la velada y proponen ir a una discoteca. Hay que complacer a las damas y hasta la más selecta nos encaminamos. ¡ Oh no !- exclama Kate- " hay mucha gente . "No te preocupes"- la digo - " ¿ Quieres entrar? , ella dice si con la cabeza, y yo me dirijo hacia el portero de la puerta. Me conoce de hace tiempo, sonríe, me estrecha la mano y le indico lo que estamos celebrando. El asiente y nos abre paso. No ignora que soy accionista de esta empresa; los demás, excepto Elliot, tampoco lo saben.
Nos sitúan en lugar preferente y pido unas botellas de cerveza, otra de champán, por las chicas, y más botellas de agua. Estamos bebiendo mucho y vamos a necesitarlas.
Ellas están impacientes por salir a la pista, y quieren arrastrarnos, pero el día ha sido largo y emocionante, y preferimos observarlas desde las butacas. , Contoneándose se acercan hasta la pista de baile. La orquesta toca un tema movido pero no estridente. Mia está en su elemento. Ana cimbrea su cintura , moviéndose de un lado para otro y alza sus brazos como si quisiera alcanzar con ellos las estrellas. Está radiante. Entorna los ojos y sonríe ¿ En qué estará pensando? Yo no puedo desviar la mirada de ella, de mi esposa, de mi amor eterno. De ese amor que llegó inesperadamente pero que ha cambiado mi vida y mi modo de vivirla. Estoy completamente seguro que si no la tuviera a ella, andaría despistado por la vida, confuso y desorientado porque sería incapaz de volver a otros tiempos, pero tampoco seguir adelante si ella no estuviera a mi lado.
No hay mucha gente en la pista, y las tres forman un círculo riendo y moviendo sus caderas con el mejor estilo. Desde la mesa, contemplamos a nuestras mujeres, embobados en ellas, y comentamos lo espléndida que está siendo la noche. Está visto que la improvisación a veces resulta. Elliot está exultante de felicidad. Cambian el ritmo, y esta vez es más frenético. Se me van los ojos detrás de Ana, que sólo sabe alzar los brazos y contonear las caderas. De repente alguien se le acerca, demasiado, y posa sus manos sobre su cintura. Los tres nos quedamos mudos, y yo de un salto me levantó y voy rápido hacia donde está mi mujer. Ese energúmeno trata de manosearla, pero ella toma impulso y con toda las fuerzas de su pequeño cuerpo, le sacude un bofetón de los de campeonato. En ese instante llego yo, y me enfrento a él. Todavía tiene la cara dura de ponerse gallito. Ana trata de mediar argumentando que ya le ha dado lo suyo. Pero no, nena, soy yo quién ha de protegerte; no temas. Esta gente abusadora son cobardes. Le suelto un puñetazo en la mandíbula y le derribo sin apenas darse cuenta. En una fracción de segundos, Elliot y Ethan están a mi lado, y Ana, abrazada a mi; tiene miedo de que responda y se origine una pelea que destroce todo lo bueno de esta noche. Pero el gallito, se levanta tocándose la barbilla en donde ha recibido mi puñetazo, y como disculpa dice que todo era una broma. Me dan ganas de abalanzarme de nuevo hacia él, y creo que se da cuenta, porque sale inmediatamente del local.
Ana se viene conmigo a la mesa; ya no quiere seguir bailando. La noto asustada. Mia y Kate, se acercan hasta nosotros, y al ver que todo está en paz, vuelven a lo suyo, que es bailar. Ana está cansada. Me dice que le duelen los pies y que desea regresar a casa .Entonces decidimos el regreso de todos. Son las cuatro de la madrugada. Vamos Kate , Elliot y nosotros. Mia y Ethan deciden ir andando y pasear. Muy bien. Nosotros emprendemos el regreso a casa.. Ana está rendida y a penas se tiene en pie con los Louboutin altísimos que ha comprado. decido quitárselos y apoyada en mi, entramos en casa. Kate y Elliot han desaparecido. Estaban deseosos de quedarse a solas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario