Parece que Anastasia tiene ganas de discutir, y está dando vueltas sin parar a mi relación con Elena. No quiero seguir con ese tema y opto por decirle que tengo trabajo y decido ir a mi estudio a repasar unos papeles durante un rato, al menos hasta que ella se haya dormido. En parte tiene razón; tenemos que conocernos y ella me pregunta, me pregunta, pero yo contesto lo más preciso. A ella le gusta hablar para entender ciertas cosas, y yo no estoy acostumbrado a dar cuentas a nadie de mi vida. Quizá debo ser mas condescendiente con ella; la estoy ofreciendo una forma de vida de la que ni siquiera sabía que existía, ella desea hablar y yo no. Es así de claro y rotundo. He hecho cruz y raya en mi vida: antes y después de Ana. Eso es todo pasado.
No sé el tiempo que he invertido en trabajar, dejando sola a Anastasia. Espero que haya cogido algún libro de la biblioteca y el tiempo haya pasado rápido con la lectura. Mi enfado ha remitido, y pienso que es hora de reunirme con ella. Cuando entro en la habitación la contemplo altamente complacido: ha decidido reemplazar las horrendas camisetas que usa para dormir, por un exquisito y elegante camisón, de los encargados por mi a Acton, pero se ha quedado dormida con un libro entre las manos. Sin duda me he excedido en el tiempo que he estado ausente y, ella aburrida, se durmió. La observo durante unos instantes y entierro mi rostro entre su cabello que siempre huele a primavera, a frutas frescas, a manzanas. Beso su frente y la dejo dormir.
Como siempre, el sueño ha huido de mi. Los contratiempos del día repercuten en mi organismo en forma de ansiedad y de nervios, que solamente ella puede calmar. Pero ahora he de dejarla dormir, tampoco ha sido un día fácil para Ana. Salgo de la habitación y voy hasta el piano, ese compañero inseparable de mis desvelos. Chopin y su música me relajan. He bajado la tapa del piano y el sonido está en sordina; no quiero despertarla y que al menos ella descanse. Estoy absorto con la música, mientras pienso en todo lo acontecido con Elena, cuando vislumbro su silueta que se acerca lentamente. Mi ángel no quiere interrumpirme, y no sabe que es lo que más deseo.. Se acerca hacia mi lentamente. Yo extiendo la mano y la siento sobre mis rodillas. Ella echa la cabeza hacia atrás: desea que la bese en el cuello, y lo hago encantado. Y sigo por el lóbulo de su oreja, y por su garganta y por sus labios, y acaricio sus muslos y sus pechos que se traslucen a través de la suave tela del camisón. Ella se deja hacer y suspira quedamente. recibiendo mis caricias.
Yo la levanto en vilo y la siento sobre el piano. Siempre he querido hacerle el amor en cada rincón de mi apartamento, y éste es uno magnífico. Acaricio sus piernas, comenzando por los dedos de los pies hasta llegar a sus partes más íntimas. A mi contacto, echa la cabeza hacia atrás y cierra los ojos. Yo la empujo hasta tumbarla a lo largo del piano. La suave tela se ha subido hasta su cintura al deslizarse sobre la noble madera del instrumento. dejándola desnuda media parte de su cuerpo. Y yo la beso, la beso, cada centímetro y dejo libre las emociones vividas y busco la compensación haciendo mío el cuerpo de Anastasia recorriendo todo él.. Es el éxtasis máximo la hago mía y ella me toma también, y somos uno, en uno sólo. Y bajo la tenue luz de las lámparas, en la quietud de la madrugada, sólo se divisan dos figuras jadeantes que con suspiros se entregan a sus instintos más primarios, pero también los más maravillosos. Y yo extasiado plenamente, acompaño los suspiros y jadeos de ella, venerando su nombre para juntos alcanzar el climax. Un climax largo, duradero, placentero en una perfecta posesión de ambos cuerpos
Estamos abrazados, en silencio acompasando nuestras respiraciones . La tomo en brazos y vamos hasta la cama. La madrugada está avanzada, pero hemos de descansar un poco.. La acuesto y yo la abrazo, como hago siempre apretando su cuerpo contra el mio, y sujetándola con mis piernas. Es algo absurdo, lo se, pero así pienso que la tengo más controlada si quisiera huir nuevamente de mi.
Ha sonado el despertador y pareciera que hubieran transcurrido cinco minutos. La noche no ha sido muy larga para nuestro descanso.. Anastasia también está despierta. me sonríe, acaricia mi cara y me pregunta si he dormido bien. Siempre duermo bien cuando lo hago con ella. Y así le respondo, lo hago plácidamente, sin pesadillas. Ella extrañada me pregunta el contenido de ellas. Yo le detallo algunos pasajes de mi niñez, y del dolor que me produce el soñar . Algunas son visiones borrosas, otras claras y la mayoría no tanto. Pero si vienen a mi mente algunos olores, como el de Bourbon, y tabaco barato, como la sensación que tuve en el cuarto rojo el día que se fue Anastasia. Sin embargo, aunque no son pesadillas, si es un sueño que se repite, sólo cuando está Anastasia durmiendo conmigo, y es el olor a bollo horneándose, y a mi madre biológica haciéndome un pastel..
Le comento que mi enfado se pasó anoche en el piano; ella sonríe y me dice que no era enfado, al menos lo que ella sentía, Me dice debemos conocernos. Y es lógico que entremos en colisión, porque ninguno de nosotros estábamos acostumbrados a vivir con otra persona, aunque ella lo ha hecho con su padre, pero a otros niveles muy distintos.. Decido que ya está bien de conocimientos, y que pasemos a la fase B. Ella me pregunta cuál es esa fase , y yo la subo el camisón y la aprisiono el cuerpo con el mio. Sabe a lo que me refiero y en lo que consiste la fase B.
Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
No hay comentarios:
Publicar un comentario