Christian observa todo el apartamento. Es la primera vez que viene, y se me hace extraño verle en este espacio tan reducido en comparación con el suyo, tan desmesuradamente grande. Perece que le agrada, sonríe. No tengo nada que ofrecerle. Mira en el frigorífico y lo ve completamente vacío: sólo un yogur y en el congelador una tarrina de helado. Frunce el ceño y me mira preguntándome que cómo es posible que no tenga nada para comer.
- Lo siento - le respondo
-¿ Cómo te has alimentado? - me dice inquieto
No le respondo, no sé qué decirle. Acaso : ¿ crees que tenía gana de comer?. El lo entiende perfectamente y yo añado " iremos a comprar "
- Bien vayamos
Me toma de la mano y nos dirigimos al supermercado que no está lejos de casa. Me hace gracia que cargue con el cestillo; va detrás de mí. Le miro de reojo y le sonrío; se nota que es la primera vez que entra en un lugar de estos a hacer la compra. Haré algo rápido, y para ello echo en la cesta alguna verdura, pollo y poca cosa más. Me indica que le gustaría un buen vino, dudo que aquí haya. Y le indico que vaya a la licorería que hay anexa al establecimiento. Me divierte verle en plan doméstico. Nunca me lo hubiera imaginado, y creo que a él también le hace gracia.
Al llegar a casa, deposito en la encimera de la cocina todo lo que hemos comprado, mientras él mete el vino en el frigorífico. Desea ayudarme pero no sé si podrá. Le digo que corte unos pimientos para el salteado, y yo mientras aderezaré el pollo. Como creía, se muestra torpe en su trabajo culinario: es lento, y así no terminaremos nunca. Estoy
impaciente por estar con él, pero va a su ritmo, y a pesar que le presiono, no puede ir más deprisa: no sabe. Entonces se me ocurre una idea, y comienzo un juego que a ciencia cierta va a darme el resultado que deseo: me apoyo en su espalda para guiar sus manos en el manejo del cuchillo, rozando mi pecho en ella. Siento que da un ligero respingo. Me hago la desentendida, como si hubiera sido algo inocente. Dejo transcurrir unos instantes, y sigo con el aliño. Tengo que coger unas especias y para ello rozo su cuerpo con el mío, y la respuesta no se hace esperar. Suelta los cuchillos y los pimientos, y me mira, y dice sonriente:
.La comida va a tener que esperar. Mete el pollo en el frigorífico; comeremos después. ¿ Dónde está tu cuarto ?
Se lo indico y tomando mi mano me conduce hasta él. Me mira sujetando mi cara con sus manos y dice:
- Vas a tener que guiarme Anastasia. Vas a tener que decirme lo que quieres que te haga. No te tocaré mientras no me lo indiques
¡ Madre mía ! Este hombre es erótico hasta en lo más mínimo. Deseo que recorra mi cuerpo, pero dice que no con la cabeza y sé que he de detallarle todo muy bien para no hacer nada que me desagrade.
- Bien- le digo - pues comienza por quitarme la ropa - El lo hace despacio, pausadamente, sabiendo muy bien el terreno que pisa, y yo cada vez estoy más impaciente.- Quítame los pantalones- le digo una vez que me ha quitado la blusa . Se agacha y me quita las bailarinas y saca el pantalón.
- ¿ Qué más, Anastasia ? - Dejándome en ropa interior
- Creo que aún estoy muy vestida - El se ríe y con toda la calma del mundo me desabrocha el sujetador y baja mi tanga, dejándome totalmente desnuda. Se retira un poco para contemplar mi cuerpo, y su mirada es convierte en ardiente y lasciva, algo que me hace ruborizar
- ¿ Qué mas, Anastasia? -
- Quiero que me beses... - Y ahora si que me siento tímida, porque con mi mano señalo la parte más íntima de mi.
El me sujeta y cierro los ojos cuando veo que su cabeza avanza hacia mí. Y me castiga una y otra vez y de repente deja de hacerlo y mirándome se levanta del suelo y me dice jocoso:
- Tu sin ropa ¿ y yo? Ahora te toca a tí, pero la camisa ni la toques.
Le doy un ligero empujón y le tiendo en la cama mientras ríe divertido con los brazos en alto, dejándome hacer. Le quito los zapatos y los calcetines. Desabrocho su pantalón, y he de subirme a la cama para hacer fuerza y tratar de bajárselos. Nunca he desnudado a un hombre. El ríe sin parar y yo cada vez me pongo más nerviosa. Se ahueca un poco de manera que yo pueda bajarlos por la parte de su trasero, y por fin consigo hacerlo, junto con sus slips. Y ahí le tengo, absolutamente mío, y yo totalmente suya, uno frente al otro. y me siento a horcajadas encima de él y ahora soy yo la que doy órdenes.
Me indica que saque de sus pantalones un papelito plateado y me dice que lo ponga en su sitio. Soy torpe y me tiene que dirigir, nunca lo he hecho. El se retuerce bajo mis manos inexpertas, y entre abre los labios y cierra sus ojos. Por fin " misión cumplida". Y ambos marcamos un ritmo sujetándome por las caderas, y soy yo la que soy su dueña, pero me hace parar y ahora es él quién tiene el mando. Y nos perdemos uno en el otro. No importa quién tome a quién, formamos uno solo en nuestra singular danza, excitante, erótica, nuestra danza y ambos alcanzamos el máximo éxtasis.
Quedamos tumbados uno al lado del otro. Yo boca abajo, él con camisa. Él acariciando mi espalda desnuda, y sin poder tocarle. Me ha dicho que tiene su origen en la niñez terrible que pasó, pero ¿ cómo ? ¿ por qué no quiere decírmelo? ¿ Será así siempre? Yo deseo acariciar su cuerpo lo mismo que hace con el mío, pero es algo que no está a mi alcance y es difícil controlarse cuando estamos amándonos, porque para mí es una expresión de amor sublime: las caricias, la posesión del otro, en definitiva, la intimidad.
Él con los pantalones puestos, yo con una bata, sentados en el suelo comiendo el salteado. Tenemos las piernas cruzadas uno frete al otro y entre medias, un pequeño mantel en el que ponemos los cubiertos las copas y el vino. Sin mesa, sin flores en ella, sin protocolo alguno. Satisfechos después de haber hecho el amor.
¡ No tienes postre? - me pregunta
- Creo que sólo una tarrina de helado
-¿ Dónde está ?
- ¡ Christian dónde crees, en el horno?
- Tienes la lengua muy larga, Steele
Yo me rio, cuando se levanta y se dirige al frigorífico y saca del congelador la tarrina de helado y coge una cuchara. Llega hasta mí. Mira el helado y comenta:
- ¡ Hum, de vainilla ! - y me mira sonriendo. No quiero ni pensar que quizá alguna picardía se le esté ocurriendo. Y no me equivoco. Me ayuda a levantarme y tomando mi mano, nos encaminamos nuevamente a mi dormitorio ¿ Más sexo ?- me pregunto. O quizás desea tomar el helado mientras charlamos- pienso.
- Supongo que tendrás repuesto de sábanas- me pregunta
-¡ Claro !
- De todas formas, saca una toalla grande- . Mientras me dirijo al armario para hacerlo, de un tirón deshace la cama y tira al suelo la almohada
- ¿ Qué haces?
- Vas a verlo enseguida. Quítate la bata y tumbaste boca arriba. Dame el cinturón
Saco el cinturón de la bata y sentado encima de mí, me ata los brazos al cabezal de la cama. No tengo ni idea de lo que va a hacer, pero sé que será algo excitante puesto que sonríe de medio lado. Cuando está todo aparente, según él, y sentado encima de mi, comienza comer el helado ¡ Qué raro !. Saca una cucharada y la acerca a mi boca, . Yo me adelanto con la cabeza para recibirla, pero ni siquiera llega a mis labios, porque juguetón la toma él solo. Y así hace por un par de veces
- Está frío, mejor dejamos que se caliente un poco
Y dicho esto toma pequeñas cantidades de helado que deposita en mi boca, en mi cuello, en cada uno de mis pechos y a continuación lame los espacios de helado que ha ido dejando sobre mi. Es algo excitante, muy excitante, pero que no es suficiente para él, y sigue bajando por mi cuerpo , lentamente, y sigue lamiéndolo. Me retuerzo por la excitación que siento; esto no me lo esperaba, y compruebo que Christian no necesita juegos ni artilugios, sólo su imaginación para hacer que el erotismo reine entre nosotros. Deposita una porción en mi parte más íntima y yo creo que voy a explotar. Se pone un papelito y a continuación entra en mi lentamente, suavemente, dulcemente que hace que vibre cada fibra de mi ser. Nunca había sentido nada semejante, ni siquiera antes, con él. Y no puedo evitar lanzar un gemido en voz alta que más bien es un pequeño grito. Y mi cuerpo se arquea, y él echa la cabeza para atrás y cierra sus ojos y volvemos a poseernos con furia renovada, y nuevamente, los dos a un tiempo, llegamos al clímax más ardiente y placentero que hemos sentido nunca.
Christian tumbado encima de mi, con nuestras manos enlazadas, me besa suavemente y sin apenas voz, me dice sonriente:
¿ Es esto un sexo vainilla ? - Yo abro los ojos lentamente sin fuerzas para responder y le digo que sí con la cabeza. Besa mis labios, y dice:
- Bien, Desde ahora será Ben & Jerry's & Ana
Este encabezará esa lista que tengo mentalmente de todos nuestros encuentros, el que ocupará el primer lugar. Dudo que algún otro desbanque al de ahora, pero con Christian nunca se sabe.
- Lo siento - le respondo
-¿ Cómo te has alimentado? - me dice inquieto
No le respondo, no sé qué decirle. Acaso : ¿ crees que tenía gana de comer?. El lo entiende perfectamente y yo añado " iremos a comprar "
- Bien vayamos
Me toma de la mano y nos dirigimos al supermercado que no está lejos de casa. Me hace gracia que cargue con el cestillo; va detrás de mí. Le miro de reojo y le sonrío; se nota que es la primera vez que entra en un lugar de estos a hacer la compra. Haré algo rápido, y para ello echo en la cesta alguna verdura, pollo y poca cosa más. Me indica que le gustaría un buen vino, dudo que aquí haya. Y le indico que vaya a la licorería que hay anexa al establecimiento. Me divierte verle en plan doméstico. Nunca me lo hubiera imaginado, y creo que a él también le hace gracia.
impaciente por estar con él, pero va a su ritmo, y a pesar que le presiono, no puede ir más deprisa: no sabe. Entonces se me ocurre una idea, y comienzo un juego que a ciencia cierta va a darme el resultado que deseo: me apoyo en su espalda para guiar sus manos en el manejo del cuchillo, rozando mi pecho en ella. Siento que da un ligero respingo. Me hago la desentendida, como si hubiera sido algo inocente. Dejo transcurrir unos instantes, y sigo con el aliño. Tengo que coger unas especias y para ello rozo su cuerpo con el mío, y la respuesta no se hace esperar. Suelta los cuchillos y los pimientos, y me mira, y dice sonriente:
.La comida va a tener que esperar. Mete el pollo en el frigorífico; comeremos después. ¿ Dónde está tu cuarto ?
Se lo indico y tomando mi mano me conduce hasta él. Me mira sujetando mi cara con sus manos y dice:
- Vas a tener que guiarme Anastasia. Vas a tener que decirme lo que quieres que te haga. No te tocaré mientras no me lo indiques
¡ Madre mía ! Este hombre es erótico hasta en lo más mínimo. Deseo que recorra mi cuerpo, pero dice que no con la cabeza y sé que he de detallarle todo muy bien para no hacer nada que me desagrade.
- Bien- le digo - pues comienza por quitarme la ropa - El lo hace despacio, pausadamente, sabiendo muy bien el terreno que pisa, y yo cada vez estoy más impaciente.- Quítame los pantalones- le digo una vez que me ha quitado la blusa . Se agacha y me quita las bailarinas y saca el pantalón.
- ¿ Qué más, Anastasia ? - Dejándome en ropa interior
- Creo que aún estoy muy vestida - El se ríe y con toda la calma del mundo me desabrocha el sujetador y baja mi tanga, dejándome totalmente desnuda. Se retira un poco para contemplar mi cuerpo, y su mirada es convierte en ardiente y lasciva, algo que me hace ruborizar
- ¿ Qué mas, Anastasia? -
- Quiero que me beses... - Y ahora si que me siento tímida, porque con mi mano señalo la parte más íntima de mi.
El me sujeta y cierro los ojos cuando veo que su cabeza avanza hacia mí. Y me castiga una y otra vez y de repente deja de hacerlo y mirándome se levanta del suelo y me dice jocoso:
- Tu sin ropa ¿ y yo? Ahora te toca a tí, pero la camisa ni la toques.
Le doy un ligero empujón y le tiendo en la cama mientras ríe divertido con los brazos en alto, dejándome hacer. Le quito los zapatos y los calcetines. Desabrocho su pantalón, y he de subirme a la cama para hacer fuerza y tratar de bajárselos. Nunca he desnudado a un hombre. El ríe sin parar y yo cada vez me pongo más nerviosa. Se ahueca un poco de manera que yo pueda bajarlos por la parte de su trasero, y por fin consigo hacerlo, junto con sus slips. Y ahí le tengo, absolutamente mío, y yo totalmente suya, uno frente al otro. y me siento a horcajadas encima de él y ahora soy yo la que doy órdenes.
Él con los pantalones puestos, yo con una bata, sentados en el suelo comiendo el salteado. Tenemos las piernas cruzadas uno frete al otro y entre medias, un pequeño mantel en el que ponemos los cubiertos las copas y el vino. Sin mesa, sin flores en ella, sin protocolo alguno. Satisfechos después de haber hecho el amor.
¡ No tienes postre? - me pregunta
- Creo que sólo una tarrina de helado
-¿ Dónde está ?
- ¡ Christian dónde crees, en el horno?
- Tienes la lengua muy larga, Steele
Yo me rio, cuando se levanta y se dirige al frigorífico y saca del congelador la tarrina de helado y coge una cuchara. Llega hasta mí. Mira el helado y comenta:
- ¡ Hum, de vainilla ! - y me mira sonriendo. No quiero ni pensar que quizá alguna picardía se le esté ocurriendo. Y no me equivoco. Me ayuda a levantarme y tomando mi mano, nos encaminamos nuevamente a mi dormitorio ¿ Más sexo ?- me pregunto. O quizás desea tomar el helado mientras charlamos- pienso.
- Supongo que tendrás repuesto de sábanas- me pregunta
-¡ Claro !
- De todas formas, saca una toalla grande- . Mientras me dirijo al armario para hacerlo, de un tirón deshace la cama y tira al suelo la almohada
- ¿ Qué haces?
- Vas a verlo enseguida. Quítate la bata y tumbaste boca arriba. Dame el cinturón
Saco el cinturón de la bata y sentado encima de mí, me ata los brazos al cabezal de la cama. No tengo ni idea de lo que va a hacer, pero sé que será algo excitante puesto que sonríe de medio lado. Cuando está todo aparente, según él, y sentado encima de mi, comienza comer el helado ¡ Qué raro !. Saca una cucharada y la acerca a mi boca, . Yo me adelanto con la cabeza para recibirla, pero ni siquiera llega a mis labios, porque juguetón la toma él solo. Y así hace por un par de veces
- Está frío, mejor dejamos que se caliente un poco
Y dicho esto toma pequeñas cantidades de helado que deposita en mi boca, en mi cuello, en cada uno de mis pechos y a continuación lame los espacios de helado que ha ido dejando sobre mi. Es algo excitante, muy excitante, pero que no es suficiente para él, y sigue bajando por mi cuerpo , lentamente, y sigue lamiéndolo. Me retuerzo por la excitación que siento; esto no me lo esperaba, y compruebo que Christian no necesita juegos ni artilugios, sólo su imaginación para hacer que el erotismo reine entre nosotros. Deposita una porción en mi parte más íntima y yo creo que voy a explotar. Se pone un papelito y a continuación entra en mi lentamente, suavemente, dulcemente que hace que vibre cada fibra de mi ser. Nunca había sentido nada semejante, ni siquiera antes, con él. Y no puedo evitar lanzar un gemido en voz alta que más bien es un pequeño grito. Y mi cuerpo se arquea, y él echa la cabeza para atrás y cierra sus ojos y volvemos a poseernos con furia renovada, y nuevamente, los dos a un tiempo, llegamos al clímax más ardiente y placentero que hemos sentido nunca.
Christian tumbado encima de mi, con nuestras manos enlazadas, me besa suavemente y sin apenas voz, me dice sonriente:
¿ Es esto un sexo vainilla ? - Yo abro los ojos lentamente sin fuerzas para responder y le digo que sí con la cabeza. Besa mis labios, y dice:
- Bien, Desde ahora será Ben & Jerry's & Ana
Este encabezará esa lista que tengo mentalmente de todos nuestros encuentros, el que ocupará el primer lugar. Dudo que algún otro desbanque al de ahora, pero con Christian nunca se sabe.
Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Editado: Año 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras de Grey
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
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