El despertador ha sonado muy temprano. Me siento feliz, y contemplo el rostro tranquilo de Christian que duerme plácidamente a mi lado. He conseguido que Sawyer se quede fuera frente a SIP, sin llegar a entrar en la editorial, a cambio doy mi palabra de que no saldré. Es un día de primavera lluvioso, pero la lluvia no me afecta en lo más mínimo. Él también se ha despertado y sus buenos días son con una sonrisa y una caricia.
Me preparo para acudir a la oficina y la señora Jones me presenta una bolsa con el almuerzo. Y parto seguida de las indicaciones machaconas de Christian para que extreme las precauciones, y que no salga.
Al llegar a la editorial, me recibe mi jefe bastante sonriente: Hoy parece que todo el mundo anda revuelto con la primavera. ¿ Será cierto que esta estación nos altera a todos?
Llevo trabajando un rato, cuando Jack me llama a su despacho y me anuncia que tendrá que viajar a Nueva York en ese fin de semana.
- Lo ideal es salir el jueves y regresar el domingo. He hablado con dirección y tu me acompañarás, Ana. Pienso que será muy beneficioso para ti, porque tendrás ocasión de conocer a importantes editoriales que te resultarán interesantes para tu carrera. ¿ Estarías dispuesta a acompañarme?
¡ No me lo puedo creer! ¿ Me está ofreciendo una oportunidad de conocer gente del gremio? El día no ha podido comenzar mejor. Acepto en el acto; es una oportunidad única. Lo malo va a ser cuando se lo anuncie a Christian. No le va a gustar nada, pero él también hace sus viajes de negocios, aunque a mi no me apetezcan, pero así son las cosas. Inmediatamente le envío un correo anunciándole lo que acaban de proponerme. Se nota que me entusiasma, pero no sé si la respuesta que espero recibir será tan entusiasta como yo me siento.
Efectivamente: lo que esperaba: "Rotundamente no "
- ¿ Qué ? ¿ Por qué tengo que pedir autorización para hacer mi trabajo? ¿ Acaso yo le impongo las normas del suyo?
Y mi día empieza a torcerse, esperemos que pueda convencerle. Le devuelvo el correo mimosa y persuasiva, pero él sigue en sus trece y vuelve a decirme que no.
- Si deseas conocer Nueva York, iremos un fin de semana, pero seré yo quién te lleve. He dicho que no
-¿ Es que no te fías de mi ? Le pregunto airada
- De ti si, pero de él no- No Anastasia no irás
Vuelvo a protestar con otro nuevo correo, y aguardo su respuesta que no llega. Doy por hecho, que, aunque enfadado, al fin ha cedido. Reservo el billete de avión y el hotel. Bien, sé que esta noche vamos a tener bronca, pero qué caray, es una buena oportunidad y no voy a desaprovecharla.
No han pasado ni quince minutos desde mi última comunicación con Christian, cuando sale de su despacho Jack hecho un basilisco y con cara de pocos amigos.
- Suspendido tu viaje, Ana. La Dirección me ha dicho que no se hagan más gastos extras, debido a la situación de la editorial. Sólo lo justo.
Miro al ordenador como si en la pantalla pudiera aparecer el rostro sonriente de Christian, porque es a él quién debo la negativa. Y eso me enfurece nuevamente; por amor de Dios, no tengo que obedecerle, no soy su sumisa ¿ a qué viene todo esto?
Jack ha subido a hablar con Roach para que le explique la negativa. Yo ya se a qué es debida, no necesito que alguien me diga nada. Pero esta noche seré yo quién organice la bronca. Me siento frustrada; jamás me dará libertad de acción ¿ por qué es tan controlador y posesivo? Así no voy a ir a ningún sitio. Y lo cierto es que este viaje me hacía ilusión, y no sólo por conocer Nueva York, sino por la oportunidad que se me brindaba.
Hyde tarda mucho en bajar, y cuando lo hace refleja en su cara, que han habido voces en ese despacho. No me atrevo a mirarle a la cara, porque yo sé a qué se ha debido la negativa y pienso que se reflejará en el rostro mi culpabilidad, aunque haya sido yo la perjudicada.
Y a partir de ese momento, Jack comienza a tratarme como un déspota. Me manda a por su comida, que le lleve café...algo que no entra dentro de mis competencias. Yo sólo debo leer los manuscritos, hacer correcciones y pasarlos a que les den el visto bueno.
Me dice que le traiga algo de comida . Prometí a Christian que no saldría, pero ¿ cómo le digo que no con lo enfadado que está? y además ¿cómo decirle que no quiere mi novio que lo haga ? Cojo un paraguas y voy en una carrera hasta el bar de la esquina a encargar un bocadillo para Jack. No tardo nada en llegar, pero he sentido algo extraño, como si alguien me observara. Debe ser por todos los acontecimientos que están ocurriendo; no le doy mayor importancia y me dispongo a seguir con mi trabajo.
Me entra una llamada de teléfono y la voz cortante de Christian me demuestra que también por su parte voy a recibir quejas. Hubiera sido mejor no haberme levantado de la cama.
- Prometiste que no saldrías
-¿ Me estás espiando?
Y corta la comunicación, lo que me hace enfurecer más de lo que ya estaba. Este hombre es imposible. No entiendo tanto afán por protegerme, ¿ de quién ? Aquí estoy segura y el hecho de haberme acercado a por un sándwich no implica riesgo. ¿ Y el ir a Nueva York? Grrrr. No sólo tengo que aguantar a Christian, también a Jack que desde la negativa, trata de hacerme la vida imposible, como si yo tuviera la culpa, aunque en parte tiene razón,: el origen está en mi, pero no por mi.
Se hace tarde cuando termino el trabajo, que creo lo he realizado perfecto, pero a Jack no se lo parece y me gano una bronca por, según él, realizarlo bastante deficiente. A penas me mira y tampoco me devuelve la mirada, sólo me dice que le he defraudado por mi forma de trabajar. ¿ Yo le he defraudado? ¿ Por qué está enfadado conmigo, porque no puede enfrentarse a su jefe? Recojo la mesa rápidamente y salgo de allí todo lo deprisa que puedo. Deseo que este día termine cuanto antes. Pero no terminará aquí, aún me queda Christian, y sé que la vamos a tener buena.
- Si deseas conocer Nueva York, iremos un fin de semana, pero seré yo quién te lleve. He dicho que no
-¿ Es que no te fías de mi ? Le pregunto airada
- De ti si, pero de él no- No Anastasia no irás
Vuelvo a protestar con otro nuevo correo, y aguardo su respuesta que no llega. Doy por hecho, que, aunque enfadado, al fin ha cedido. Reservo el billete de avión y el hotel. Bien, sé que esta noche vamos a tener bronca, pero qué caray, es una buena oportunidad y no voy a desaprovecharla.
No han pasado ni quince minutos desde mi última comunicación con Christian, cuando sale de su despacho Jack hecho un basilisco y con cara de pocos amigos.
- Suspendido tu viaje, Ana. La Dirección me ha dicho que no se hagan más gastos extras, debido a la situación de la editorial. Sólo lo justo.
Miro al ordenador como si en la pantalla pudiera aparecer el rostro sonriente de Christian, porque es a él quién debo la negativa. Y eso me enfurece nuevamente; por amor de Dios, no tengo que obedecerle, no soy su sumisa ¿ a qué viene todo esto?
Jack ha subido a hablar con Roach para que le explique la negativa. Yo ya se a qué es debida, no necesito que alguien me diga nada. Pero esta noche seré yo quién organice la bronca. Me siento frustrada; jamás me dará libertad de acción ¿ por qué es tan controlador y posesivo? Así no voy a ir a ningún sitio. Y lo cierto es que este viaje me hacía ilusión, y no sólo por conocer Nueva York, sino por la oportunidad que se me brindaba.
Hyde tarda mucho en bajar, y cuando lo hace refleja en su cara, que han habido voces en ese despacho. No me atrevo a mirarle a la cara, porque yo sé a qué se ha debido la negativa y pienso que se reflejará en el rostro mi culpabilidad, aunque haya sido yo la perjudicada.
Y a partir de ese momento, Jack comienza a tratarme como un déspota. Me manda a por su comida, que le lleve café...algo que no entra dentro de mis competencias. Yo sólo debo leer los manuscritos, hacer correcciones y pasarlos a que les den el visto bueno.
Me dice que le traiga algo de comida . Prometí a Christian que no saldría, pero ¿ cómo le digo que no con lo enfadado que está? y además ¿cómo decirle que no quiere mi novio que lo haga ? Cojo un paraguas y voy en una carrera hasta el bar de la esquina a encargar un bocadillo para Jack. No tardo nada en llegar, pero he sentido algo extraño, como si alguien me observara. Debe ser por todos los acontecimientos que están ocurriendo; no le doy mayor importancia y me dispongo a seguir con mi trabajo.
Me entra una llamada de teléfono y la voz cortante de Christian me demuestra que también por su parte voy a recibir quejas. Hubiera sido mejor no haberme levantado de la cama.
- Prometiste que no saldrías
-¿ Me estás espiando?
Y corta la comunicación, lo que me hace enfurecer más de lo que ya estaba. Este hombre es imposible. No entiendo tanto afán por protegerme, ¿ de quién ? Aquí estoy segura y el hecho de haberme acercado a por un sándwich no implica riesgo. ¿ Y el ir a Nueva York? Grrrr. No sólo tengo que aguantar a Christian, también a Jack que desde la negativa, trata de hacerme la vida imposible, como si yo tuviera la culpa, aunque en parte tiene razón,: el origen está en mi, pero no por mi.
Se hace tarde cuando termino el trabajo, que creo lo he realizado perfecto, pero a Jack no se lo parece y me gano una bronca por, según él, realizarlo bastante deficiente. A penas me mira y tampoco me devuelve la mirada, sólo me dice que le he defraudado por mi forma de trabajar. ¿ Yo le he defraudado? ¿ Por qué está enfadado conmigo, porque no puede enfrentarse a su jefe? Recojo la mesa rápidamente y salgo de allí todo lo deprisa que puedo. Deseo que este día termine cuanto antes. Pero no terminará aquí, aún me queda Christian, y sé que la vamos a tener buena.
Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Editado: Año 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras más oscuras
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