CHRISTIAN AND THE SHADES

CHRISTIAN AND THE SHADES
Todo lo relacionado con Cincuenta Sombras de Grey. Basado en la trilogía de E.L. James

martes, 12 de enero de 2021

LOS GREY / Anastasia - Capítulo 4 - Un rincón para el deseo

 ¿ Qué pasa ahora? ¿ Dónde quiere ir ?  Estoy desconcertada ante la actitud de Christian.  Está crispado y lo noto, no por su rostro, sino en la forma que tiene de cogerme de la mano: me aprieta fuerte, hasta casi dolerme. Avanzamos hacia el centro del callejón y me empotra contra una pared,. Con una mano sujeta mi cara para que no la mueva, para que no le rehuya, con la otra recorre mi cuerpo de arriba abajo.  Le siento pegado a mi.  Es como si formáramos un solo cuerpo.  Y yo me rindo a él, y respondo con la misma intensidad que la suya. Beso sus labios, los mordisqueo.  Nuestras lenguas danzan un baile infernal de posesión. ¿ Cómo hemos vivido estos días sin lo que tenemos aquí y ahora ? Es una forma de poseernos que no quisiéramos que terminase nunca. 


Al fin se separa de mi, jadeando, sin mirarme, con fatiga.  Es como si hubiera subido una pendiente alta, muy alta, corriendo, hasta llegar a su límite exhausto.  Porque así es como yo le veo: fatigado por el esfuerzo o por la contención, no sé muy bien.  se dobla sobre sus rodillas, como si algo le pesara.  Al fin levanta la cabeza y me mira crispado:

- ¡ Por Dios Anastasia !  Siempre he mantenido el control sobre todas las cosas, sobre todo, pero contigo, sencillamente, se evapora.

Al cabo de unos momentos, nos vamos calmando, porque yo también necesito aire para respirar.  Ha sido un encuentro desesperado por recuperar algo perdido, como si esta fuese la única oportunidad de vivir.  De nuevo, vuelve el Christian controlador ya repuesto, como si nada hubiera ocurrido.  Pero hace unos instantes ha ocurrido ¡ vaya si ha ocurrido !, que ninguno de los dos queremos mencionar.  Sigue mirándome fijamente como si fuera la primera, o quizá la última vez que nos viésemos.  Toma mi mano, y totalmente recobrada la compostura me dice:


- Vamos.  Tenemos poco tiempo y tú has de comer-. Así, sin más, como si lo ocurrido fuera normal, y no lo fue.  Sentí la respuesta de su cuerpo en mi vientre, y probablemente a él le ocurriera lo mismo.  No he sido ajena a él, a su posesión de mí, y yo a la de él.  Por mucho que queramos evitarlo, nos pertenecemos mutuamente, y no hay nada que lo cambie.
- Tenemos que hablar -. Vuelve a repetírmelo-. Tengo un plan del que tenemos que hablar
- ¿Qué va a ser una comida de negocios?

Me mira detenidamente, y su boca se tuerce en una sonrisa irónica. Quizá sea la única ironía que puedo permitirme en esta ocasión.  Quiero relajar la tensión entre nosotros, porque soy consciente que cada vez tengo menos fuerza para ser firme.  Después de lo del callejón, me faltan las fuerzas para rechazarle. Estoy acongojada por la terrible decisión que vamos a tomar, pero al mismo tiempo, una pequeña luz, como una lamparilla, se abre en mi interior, ante la vaga esperanza de una vuelta.  Ya veremos cuál es su plan y lo que tiene que proponerme.  Calma Anastasia, no te anticipes a los hechos; posiblemente, quiera algo a cambio, así que analízate, primero, lo que estás dispuesta a  conceder a cambio ¿ de qué ? Deja que hable primero.

Volvemos sobre nuestros pasos y me conduce hasta un pequeño restaurante que hay cerca de la Galería de la exposición.  Miro curiosa su portada, él ni siquiera se detiene en eso.  Pero interpreta mi gesto como si me disgustase, y no es así. Me resulta agradable, coqueto e íntimo.  Posiblemente sea porque en su interior vamos a discutir lo que marcará nuestras vidas, nuestra futura relación.

Dueño de la situación, como siempre, dominador, pide el menú: solomillo con guarnición de verduras o lo que quiera que tengan, pero que sea rápido, tenemos poco tiempo.  Tuerzo el gesto porque me siento vulnerada en mis derechos, y él se da cuenta de ello:

- ¿ Qué ocurre ahora? ¿ Qué pasa?
- Has pedido por los dos. ¿ Y si no me gustara lo que has pedido ? ¿ No puedes dejar que yo elija lo que desee comer?
- ¡ Vamos Anastasia !No empecemos de nuevo, y compórtate como adulta y no como una cría  caprichosa
-¿ Cómo una cría caprichosa porque no me gusta el solomillo?
- Como una cría caprichosa por querer darme celos con tu amigo, sin tener en cuenta el daño que a él pudieras hacerle

Y de repente me quedo muda.  No lo había pensado.  No quisiera hacer daño a José.  Nos miramos frente a frente, y en el fondo, me siento orgullosa porque lo conseguí. El autoritario, controlador, y seguro de si mismo Christian Grey, ha sentido celos de José.  No tiene ni idea del sufrimiento que he tenido durante estos días, pensando en que otra chica estuviera ocupando un lugar que había sido mío.  No tengo hambre; lo que menos deseo es comer.  Se me ha cerrado el estómago, pero me siento culpable y me perturba sus constantes miradas sobre mi cara, analizando quién sabe qué cosas.


Con desgana me llevo un trozo de carne y compruebo que está delicioso, o quizá es mi estómago vacío durante tantos días el que me dicta que siga comiendo.  Nos han servido mucha comida, demasiada para mi  Pero a ver ¿cómo le digo que no quiero más ?  Él devora su plato, algo que me admira. Y entonces decido hacer concesiones:

- Me gusta el solomillo, está exquisito, pero... no puedo comer más
- ¿ Sólo eso vas a comer? A penas has comido la mitad, pero..., bueno está bien. Déjalo si no te apetece.
- Gracias- le digo con una débil sonrisa.

Él me mira y también sonríe.  Parece que está más calmado, y hasta me gasta una broma. ¡ Gracias a Dios, la tensión parece se ha rebajado!


- He echado de menos esa lengua viperina - Pide la cuenta, y una vez abonada, me vuelve a tomar de la mano y salimos fuera, donde Taylor ya nos aguarda para el regreso. Me abre la puerta y entro en el vehículo; él habla algo con Taylor y se incorpora a mi lado.  Nos ponemos en marcha.

No sé de qué hablar, ni qué decir; me pone nerviosa que analice constantemente mi cara, es como si quisiera grabarla en su mente, y creo que ese es su pensamiento.

- Quiero que vuelvas
- Pues no sé, hay muchas cosas que nos separan,. Tú pareces estar bien
- Sólo son apariencias, Ana.  Vivo en una constante oscuridad. Tú quieres más, y estoy dispuesto a concederlo. Nada de normas, nada de castigos...
- Y nada de secretos-, añado yo. Y le miro detenidamente y en su rostro veo la angustia e incertidumbre reflejadas en ella ante mi respuesta. Noto que los ojos se me llenan de lágrimas por las concesiones que este hombre inseguro y herido, está dispuesto a hacer para que permanezcamos juntos.  Y siento que el corazón se me desgarra, y que aun tiempo se agita de alegría, porque ambos estamos con las mismas angustias por nuestro alejamiento.


  Me siento sobre su regazo y escondo mi cabeza en su pecho, y él besa mis cabellos tratando de calmarme.  Tras un momento en silencio, mi llanto se calma, y por primera vez en cinco días , mis párpados se van cerrando, y me duermo entre los brazos de él.

Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Editado: Año 2017
Ilustraciones:  Cincuenta sombras
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

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