Y regresaron a Seattle, cansados y extenuados, más emocionalmente que por cualquier otra cosa. Ya era tarde, por tanto recogerían a los niños de casa de los Grey al día siguiente. A penas cenaron, ante el disgusto de Gail, aunque comprendía su estado de ánimo.
- Voy a trabajar un rato, pero primero me daré una ducha. Hazlo conmigo, Ana
- Creí que querías estar solo
-Sabes que no. Tú eres mi bálsamo, mi curato do y ahora te necesito más que nunca. Estoy cansado anímicamente. Tengo la moral por los suelos y te necesito
. No tienes que insistir - dijo Ana sonriente
Se ducharon abrazados. Ana sabía que Christian necesitaba en ese momento de su contacto físico. Estaba a punto de derrumbarse, lo sabía, y por todos los medios a su alcance quería que su cabeza se despejara de todo pensamiento negativo. Besó su rostro, acarició su cabello, y le besó en los labios, en principio suavemente, sin apenas rozarlos, pero Christian respondió inmediatamente, haciendo el beso más profundo, más brusco, aprisionando su cuerpo contra el suyo y empujándola hacia la pared. Sabía lo que su marido buscaba, y ella también. Necesitaban sacar fuera la angustia vivida durante su estancia en Detroit, y ambos cuerpos respondieron. Con brusquedad, con un ímpetu inusitado, con una forma que a Ana le recordó otra época. Pero no le rechazo, al contrario, ella también respondió de la misma forma. Y se amaron una vez más.
Tumbados en la cama, con las manos enlazadas y la respiración alterada, no hablaban, sólo se miraban como si fuera la primera vez que se vieran. Pero en la mirada de Christian había tristeza, liberación, agradecimiento y sobretodo amor.
- ¿ Sabes, Ana ? Nunca hubiera regresado a Detroit de no haber sido por ti, pero ahora me alegro de haberlo hecho. Por fin, después de tanto tiempo he recobrado el equilibrio. Me siento liberado, pero no en paz conmigo mismo.
- Aún no has leído el informe- respondió ella
- No, cierto. Lo haré mañana, ahora no tengo el ánimo para hacerlo. Tengo miedo de lo que pueda leer, porque ... me reprocho el haberla despreciado todos estos años, en lugar de averiguar algo sobre su vida. ¡ Oh Ana ! ¡ Te debo tantas cosas !
- Christian, es mi deber como esposa. Como una esposa que te quiere con locura y que sólo busca el hacerte feliz, y el que rompas definitivamente esa barrera que te atenaza
-Llamaré ahora a casa de mis padres.. Se nos fue el santo al cielo con nuestro ímpetu, y aún no saben que hemos regresado - dijo sonriendo levemente por primera vez en esos días -. Además, quiero escuchar las voces de los niños. Necesito oírles, los necesito más que nunca. Iremos mañana a por ellos. Quiero abrazarles con todas mis fuerzas. Son mi familia, la que hemos creado juntos, Ana. El mejor regalo que me has podido hacer: Teddy y Phoebe, mis hijos
- Christian, trata de dormir. Te noto muy alterado y tengo miedo de que vuelvan las pesadillas. No hoy, por favor. Nuestra sensibilidad está a flor de piel
- No te preocupes, nena.
Se vistió y fue a su estudio. Hablaría con su familia y después, quizá, abriría el sobre para saber detalladamente cómo fue la corta vida de su madre.
- ¿ Mama ?
- Hijo, estábamos preocupados. ¿ Cuándo habéis llegado?
- Hace un rato. Los niños ¿ bien ?
- Claro, estupendamente. Ahora se pondrán al teléfono. Están con tu padre jugando. Tenías que ver a Carrick tumbado en el suelo con ellos encima. Es una delicia verles. Pero dime ¿ habéis solucionado todo ? ¿Estás bien? ¿ Ana está bien ?
- Si mamá. Estamos bien. Moralmente hundidos, por eso te pido que te quedes un día más con los niños. Mañana iremos a por ellos. ¡ Tengo tantas ganas de abrazarles!
- Hijo son mis nietos. No tienes que pedirme permiso para que estén en casa. Si por mi fuera les tendría todos los días. Mira aquí llegan corriendo como locos para hablar contigo -. Se escuchaban las voces de los niños llamando a su padre
- Papi, papi - repetía Teddy
- ¡ Hola cariño ! ¿ Cómo estás ?
- Estoy bien papi ¿ cuando vienes?
- Mañana cielo, mañana iremos a por vosotros
- ¿ Y mami ?
- Está aquí., a mi lado . Ahora se pone ¿Sabes que os quiero mucho, mucho? Dile a Phoebe que se ponga. Después habláis con mamá
- Hola papi - dijo la niña
- Hola tesoro
Y un emocionado Chrisitan tuvo que pasar el teléfono a Ana, porque no podía hablar con sus hijos Adoraba a su familia, a toda. Pareciera que la vida le compensaba de la injusticia cometida con él cuando nació. Ahora era padre, algo que nunca llegó a plantearse. Y a su cabeza volvió la escena cuando Ana le dijo que estaba embaraza, y todo lo ocurrido después, que hizo valorar más la suerte que tenía por ser amado por las dos mujeres más importantes de su vida: Ana y Grace, su madre. Aunque ahora tendría que hacer un espacio para la biológica.
Después de charlar un rato con los niños y sus padres, Ana se fué a dormir tratando de llevar con ella a su marido. Christian necesitaba relajarse, y quizá conciliara el sueño. Lo consiguió y ambos se quedaron dormidos al cabo de unos momentos.
Ana se rebulló en la cama y palpó como hacía siempre el lugar en donde Christian dormía, buscando su rostro, pero el sitio estaba vacío. De un salto se levantó. Fue a la cocina pensando que quizás estuviera desayunando. Al comprobar que no era así, fue al estudio, y allí encontró a Christian recostado sobre la mesa
- ¿ Qué te ocurre, estás bien ?- le preguntó inquieta
Él levantó el rostro y entonces pudo ver que unos lagrimones recorrían su cara y sobre la mano sostenía el informe del detective. Lo había leído, y por la angustia reflejada, comprendió lo que le ocurría. Corrió a su lado, y abrazó a su marido con todas sus fuerzas, para infundirle el ánimo que necesitaba. Él la abrazó también y refugio el rostro en su pecho. Sólo atinaba a repetir unas palabras
- Lo he leido, lo he leido
- Ya cariño, ya. Cálmate por favor
- La juzgué mal, Ana. La he despreciado toda mi vida y fue una víctima. Era una buena mujer y quería a su hijo. Me cuidaba a su manera, como podía. Me quiso hasta el final, fui un niño querido, aunque ella se matase por la droga. Me quería Ana, me quería
- Ya lo sabía, Christian, pero tu cada vez que te lo decía lo rechazabas de plano. Todas las madres aman a sus hijos, independientemente de que sean buenas o malas. Tu has rechazado el amor de todos nosotros durante muchos años, pensando que no lo merecías, pero si lo mereces Christian, todo el amor que podamos darte.
- Ana, Ana ¡ Qué hubiera sido de mi, si no llego a encontrarte!
- Me tienes y siempre me tendrás. Porque ambos nos necesitamos. Estamos hechos el uno para el otro y eso no se puede cambiar.
- Mira léelo. Yo no tengo fuerzas para relatarlo. Aunque el inspector nos puso en antecedentes, pero aquí está detallado todo y es muy fuerte. ¡Pobrecita.!
Ana tomó de la mano de su marido el informe y sentada en su regazo, releyó lo escrito. Cuando terminó, tenía los ojos llenos de lágrimas. No sólo por ella, también por el pobre niño-hombre que era su marido y que había pasado todos esos años despreciándose a sí mismo porque pensaba que su madre no le amaba y no era merecedor de cariño alguno. Le abrazó fuertemente y después de besarle, le tomó de la mano y dijo
- Ahora vamos a desayunar y depués recogeremos a nuestros hijos, pero comeremos con los abuelos. Necesito el cariño de Grace y Carrick,, de mi familia. Ambos lo necesitamos, pero tú más que nadie. Quiéreles, Christian, porque ellos te han adorado toda la vida y merecen tu amor.
- Yo les amo, Ana. Siempre les he amado aunque pareciera que estaba distante, amé a mis padres desde el primer momento en que me llevaron a su casa, pero ahora lo entiendo todo y les querré aún más. Hay algo de lo que quería hablar contigo: he de volver a Detroit
- ¿ Ocurre algo ?
-No, no ocurre nada. Sólo quiero poner una lápida a mi madre con su nombre y apellido, para que tenga una identidad y no sea una desconocida. Encargaré a una floristería que la lleven flores y que nunca le falten. Ni siquiera se cuáles serían sus preferidas... ¡ Dios ... !
- Iremos juntos, Christian .
Epílogo:
Christian hizo esa gestión con el mismo detective que redactó el informe, para que se encargara de que pusieran una lápida de mármol blanco con la inscripción:
ELLA DICKINSON
* Detroit 1965
+ Detroit 1984
Y volvieron a Detroit y visitaron la tumba de ELLA. Christian se arrodilló ante ella, y mentalmente pidió perdón a su madre y lloró amargamente. Ana reclinaba la cabeza en su hombro , pasó su brazo por la cintura de él. Quería infundirle su presencia, que nunca más se sintiera solo y desamparado. Que de una vez por todas las pesadillas abandonaran su sueño, y que por fin pudiese olvidar el horrible pasado que le tocó vivir. Al cabo de unos momentos, ambos se levantaron y se abrazaron.
- Volvamos a casa, nena. Es todo cuanto podemos hacer
-Si Christian. Estoy segura que desde donde quiera que esté, ella te sonreirá y será feliz
- Eso espero, nena. Eso espero
Antes de salir del cementerio, Christian se volvió hacia el lugar en donde reposaba su madre, y le lanzó un beso al aire. La paz reinaba en su corazón y en su vida. Y unas horas más tarde, regresaron a su casa, con su familia, a Seattle
Sobre el piano, junto a las fotografías familiares, había una nueva enmarcada en plata. Un rostro hermoso y juvenil sonreia. ELLA, por fin ocupaba el lugar que la correspondía.
F I N
Autoría: Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet / Cincuenta sombras
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
- Volvamos a casa, nena. Es todo cuanto podemos hacer
-Si Christian. Estoy segura que desde donde quiera que esté, ella te sonreirá y será feliz
- Eso espero, nena. Eso espero
Antes de salir del cementerio, Christian se volvió hacia el lugar en donde reposaba su madre, y le lanzó un beso al aire. La paz reinaba en su corazón y en su vida. Y unas horas más tarde, regresaron a su casa, con su familia, a Seattle
Sobre el piano, junto a las fotografías familiares, había una nueva enmarcada en plata. Un rostro hermoso y juvenil sonreia. ELLA, por fin ocupaba el lugar que la correspondía.
F I N
Autoría: Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet / Cincuenta sombras
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