Mientras iba camino de casa no hizo más que pensar en lo curiosa que había sido su entrevista con la señorita Steele. Había sido algo inusitado. Siempre que le habían entrevistado eran preguntas concisas, siempre las mismas, es verdad, pero al menos eran profesionales y no una novata rata de biblioteca. No pudo por menos de reír, cuando recordó la pregunta referente a su sexualidad.
-Se puso roja como un tomate. ¡ Pobrecilla ! Si ella supiera ... Me empieza a repatear la Kavanagh. Por muy periodista que sea, eso pertenece a mi vida privada ¿ Pensaba que le iba a responder? Sin embargo lo he hecho, pero ha sido a Anastasia, no a ella. ¡ Qué mujer tan entrometida ! No sé cómo pueden ser amigas, siendo tan dispares
Cuando llegó, y mientras Gail preparaba la cena, decidió que tenía que ir al gimnasio y dar salida a esa sensación de ansiedad que le había acompañado durante todo el día. Los recuerdos, más que agradarle , le habían causado zozobra. Tenía que descargar adrenalina. Seguramente al día siguiente a esa misma hora, ya tendría sobre su mesa el informe de la extraña criatura que hacía poco había salido de su despacho.
-¿ Por qué tengo tanto interés en conocer su vida? ¿ A mi que me importa ? La veré cuando la entregue el título y luego, nunca más se supo. Anda Grey, aplícate en el ejercicio y deja de pensar insensateces. En el fondo te gusta esa chica, reconócelo. Me ha intrigado, y la verdad, no encuentro la razón de tanta curiosidad. Una chica de clase media, que tiene que trabajar para pagar sus estudios. Todo de lo más normal. No tiene nada que ver con el círculo que me rodea. Precisamente por eso es que me atrae más: porque no estoy acostumbrado a tratar con criaturas tan simples. Bueno, vamos a ello. Basta ya de Anastasia Steele
Hizo pesas, corrió en la cinta, bicicleta... Nunca había usado tantos aparatos, ni había invertido tanto tiempo en hacer ejercicio. Estaba cansado y decidió que ya estaba bien, pero lo más curioso y extraño es que su ansiedad no había desaparecido.
Cuando subió a su dormitorio, buscó ropa cómoda para ponerse y entró en el baño para ducharse. Dejó correr el agua sobre su cuerpo sudoroso y excitado. Nunca le había ocurrido. En otras ocasiones similares, le había bastado coger el teléfono y alquilar a una señorita de compañía que saciara sus inquietudes. Haría lo mismo esta vez. Era tarde para avisar a Elena y además la última experiencia de su recomendada, había costado una discusión con ella. Así que sería a través de la agencia que conocía y que era solvente en cuanto a sus deseos. Y así lo hizo; llamó y al cabo de hora y media, una señorita entraba en el salón acompañada de Taylor
- Mi nombre es Caroline ¿ el tuyo ?- preguntó resuelta a Grey
- No deseo que conozcas mi nombre. Para lo que vamos a hacer no es necesario. ¿ Deseas tomar algo, has cenado ?
-Una copa de vino blanco, estaría bien-dijo ella sonriéndole
Llenó dos copas, y fue ella la que inició una charla sobre lo que él deseaba para esa noche
- Verás. Primero tendrás que firmar un acuerdo de confidencialidad y después te mostraré lo que deseo hacer. He de decirte que pago muy bien. Como es tarde y vamos a entretenernos bastante, tengo un cuarto de invitados por si quieres quedarte a pasar la noche aquí. Si no lo deseas, mi chófer te llevará a donde le indiques sea la hora que sea.
- En la agencia me habían advertido que posiblemente fuera todo el fin de semana- dijo ella
-Depende de cómo nos vaya. Eso lo decidiremos más tarde. Y ahora acompáñame, he de mostrarte algo-. La enseñó el cuarto de juegos, y ella no se sorprendió en absoluto
- Sabía a lo que venía, señor desconocido. No es la primera vez que intervengo en juegos de estos. He de decirte que no es lo mío, pero que tampoco le hago ascos a ello, depende también de lo buen amante que seas
-¿Amante? Creo que te confundes. No somos nada más que dos personas que van a tener relaciones sexuales por primera vez, y ya veremos si no es la última. Depende de muchas cosas, y no sólo de mi
-Se puso roja como un tomate. ¡ Pobrecilla ! Si ella supiera ... Me empieza a repatear la Kavanagh. Por muy periodista que sea, eso pertenece a mi vida privada ¿ Pensaba que le iba a responder? Sin embargo lo he hecho, pero ha sido a Anastasia, no a ella. ¡ Qué mujer tan entrometida ! No sé cómo pueden ser amigas, siendo tan dispares
Cuando llegó, y mientras Gail preparaba la cena, decidió que tenía que ir al gimnasio y dar salida a esa sensación de ansiedad que le había acompañado durante todo el día. Los recuerdos, más que agradarle , le habían causado zozobra. Tenía que descargar adrenalina. Seguramente al día siguiente a esa misma hora, ya tendría sobre su mesa el informe de la extraña criatura que hacía poco había salido de su despacho.
-¿ Por qué tengo tanto interés en conocer su vida? ¿ A mi que me importa ? La veré cuando la entregue el título y luego, nunca más se supo. Anda Grey, aplícate en el ejercicio y deja de pensar insensateces. En el fondo te gusta esa chica, reconócelo. Me ha intrigado, y la verdad, no encuentro la razón de tanta curiosidad. Una chica de clase media, que tiene que trabajar para pagar sus estudios. Todo de lo más normal. No tiene nada que ver con el círculo que me rodea. Precisamente por eso es que me atrae más: porque no estoy acostumbrado a tratar con criaturas tan simples. Bueno, vamos a ello. Basta ya de Anastasia Steele
Hizo pesas, corrió en la cinta, bicicleta... Nunca había usado tantos aparatos, ni había invertido tanto tiempo en hacer ejercicio. Estaba cansado y decidió que ya estaba bien, pero lo más curioso y extraño es que su ansiedad no había desaparecido.
Cuando subió a su dormitorio, buscó ropa cómoda para ponerse y entró en el baño para ducharse. Dejó correr el agua sobre su cuerpo sudoroso y excitado. Nunca le había ocurrido. En otras ocasiones similares, le había bastado coger el teléfono y alquilar a una señorita de compañía que saciara sus inquietudes. Haría lo mismo esta vez. Era tarde para avisar a Elena y además la última experiencia de su recomendada, había costado una discusión con ella. Así que sería a través de la agencia que conocía y que era solvente en cuanto a sus deseos. Y así lo hizo; llamó y al cabo de hora y media, una señorita entraba en el salón acompañada de Taylor
- Mi nombre es Caroline ¿ el tuyo ?- preguntó resuelta a Grey
- No deseo que conozcas mi nombre. Para lo que vamos a hacer no es necesario. ¿ Deseas tomar algo, has cenado ?
-Una copa de vino blanco, estaría bien-dijo ella sonriéndole
Llenó dos copas, y fue ella la que inició una charla sobre lo que él deseaba para esa noche
- Verás. Primero tendrás que firmar un acuerdo de confidencialidad y después te mostraré lo que deseo hacer. He de decirte que pago muy bien. Como es tarde y vamos a entretenernos bastante, tengo un cuarto de invitados por si quieres quedarte a pasar la noche aquí. Si no lo deseas, mi chófer te llevará a donde le indiques sea la hora que sea.
- En la agencia me habían advertido que posiblemente fuera todo el fin de semana- dijo ella
-Depende de cómo nos vaya. Eso lo decidiremos más tarde. Y ahora acompáñame, he de mostrarte algo-. La enseñó el cuarto de juegos, y ella no se sorprendió en absoluto
- Sabía a lo que venía, señor desconocido. No es la primera vez que intervengo en juegos de estos. He de decirte que no es lo mío, pero que tampoco le hago ascos a ello, depende también de lo buen amante que seas
-¿Amante? Creo que te confundes. No somos nada más que dos personas que van a tener relaciones sexuales por primera vez, y ya veremos si no es la última. Depende de muchas cosas, y no sólo de mi
- Bien. Como tu digas. Supongo que usarás preservativos ¿ no ?
- Desde luego. Es requisito indispensable. Busco sobre todo mi placer, pero tampoco me importa que tu también lo sientas. He de decirte que nadie que haya tenido relaciones conmigo se ha quejado de nada. Y bien, basta de charla. Se está haciendo muy tarde
La condujo a esa habitación que tenía especialmente para su desahogo sexual . No tenían ninguna conexión afectiva. Todo era como un ritual. Ella era profesional, y conocía muy bien la manera de hacerle reaccionar. La verdad es que le costó muy poco, porque Christian la necesitaba. Y su encuentro sexual fue prolongado y placentero para ambos. Ya apuntaba el alba en el horizonte, cuando extenuados dieron por finalizado su encuentro erótico.
- Tenías razón. No ha lugar a quejas. Eres muy ardiente y sabes cómo tratar a una chica. ¿Dormirás conmigo ? - preguntó
- Ya te he dicho que no. Esa puerta de enfrente es la habitación de invitados. Ocúpala todo el tiempo que quieras. No hay problema. Si quieres quedarte esta noche, hazlo. Si decides irte díselo a mi chófer. Sólo tienes que apretar este botón - Y la indicó un pequeño botón junto al interruptor de la luz- Posiblemente yo no esté. Tengo trabajo. En fin, que descanses
- La verdad es que falta me hace. Chico eres insaciable- la dijo mimosa acercándose a él y dándole un beso ligero en los labios. Caricia que él no correspondió.
Ella entró en su habitación y él se dirigió a la suya en el piso de abajo. Después de ducharse se metió en la cama. A pesar de los excesos nocturnos, o quizá por ellos, se había desvelado. No era tan extraño que eso ocurriera: dormía poco y mal. Con los brazos bajo su cabeza, comenzó a repasar el encuentro con Caroline, e inesperadamente llegaron hasta su memoria los ojos grandes y azules de Anastasia Steele.
Fotografías: Internet
Edición: 2016
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