A Grace le extrañó que llegase tan contento y sonriendo, cosa que ocurría muy de tarde en tarde. Todos los días anteriores, volvía a casa a penas sin dirigir la palabra, que achacó al duro trabajo; sin embargo hoy estaba diferente. Seguro que alguna palabra de estímulo recibiría y por eso estaba eufórico. No se lo explicaba, después de haber tenido una jornada agotadora y de no haber parado más que para almorzar, no estuviese derrumbado .
- Cuéntame hijo, ¿ qué tal te ha ido? Vendrás cansadísimo ¿ no?
- Si lo estoy, pero lo cierto es que se me ha dado bien. Me ha dicho la señora, que vuelva hasta terminar. Creo que tendré para bastantes días. Ese contenedor es un pozo sin fin. Voy a darme una ducha y ahora bajo para cenar
- Muy bien, cariño. Me alegro mucho de que estés tan... tan... ¿ puedo decir contento?
- Si lo puedes decir con todas las letras. Quizá lo que necesitaba era un trabajo y no tanto instituto. Me hace sentir útil, y al estar yo sólo, no tengo roces con nadie; voy a mi aire.Ahora vuelvo.
- Christian... sabes que tienes que estudiar. Que ésto es sólo provisional. No tienes más remedio. Anda ve a ducharte.. Estarás muerto de hambre
- Voy- y subió las escaleras de dos en dos, algo que dejó sorprendida a Grace, que sonrió satisfecha.
-¡ Dios mio ! ¿ por qué no será siempre así ? - suspiró mirando al techo como si de allí pudiera bajar la respuesta. Se metió en la ducha sonriendo
- ¡ Qué cándida es mi madre ! - se repetía, mientras se enjabonaba el cuerpo sudoroso y sucio por el polvillo de los escombros.- La quiero muchísimo. Ella siempre está a mi lado. Creo que sería hora de llamarla mamá, como hacen Elliot y Mia. ¿ Debo proponérselo, o hacer como que me ha salido espontáneamente? Lo cierto es que la debo mucho, pero si ella supiera... ¿ Acaso era lo que necesitaba? No lo sé, pero ha sido espectacular. Jamás me he sentido tan bien como lo estoy ahora.
Cenaron los dos solos Carrick aún no había regresado de su viaje, y lo haría en breves días. Y con él también regresarían sus hijos; estará la familia al completo
- Mamá ¿ me pasas la mayonesa ?- dijo Christian, dejando caer la frase
- ¿ Cómo has dicho ? Perdona estaba distraída
Sabía muy bien que no era distracción, sino la extrañeza de oírle pronunciar la palabra mamá, tanto tiempo deseada, y por fin pronunciada
- Mamá ¿ estás bien ?
Grace emocionada, apretó la mano de Christian, es todo lo que podía rozarle. Esperaba que el segundo dique a romper, vendría por si solo y en algún momento le podría abrazar. El primer paso ya lo había dado y esa bendita palabra, había sido igual que un coro celestial para ella.
No hablaron más del tema, pasaron de puntillas por él, como si hubiera sido la cosa más natural del mundo aunque no lo hubiera sido. Sentados en el salón no charlaban, inmersos cada uno en sus pensamientos. Al cabo de un rato, Christian comenzó a sentir que sus músculos pedían descanso, y dando un beso a su madre en la mejilla, se despidió de ella hasta el día siguiente.
No sabría decir si fue el cansancio, o lo inesperado de su encuentro con Elena, pero el caso es que durmió a trompicones, entremezclado con sueños inconexos. Se despertó con las primeras luces del día. No sabía por qué lo hacía, pero se esmeró más en su aseo personal. No faltó el desodorante, siempre arrinconado, sin usar. Pasó su mano por la mejilla y comprobó que la pelusa comenzaba a convertirse en una prematura barba.
- Bah... todavía paso sin afeitarme -. Echo en su mano un poco de perfume y se frotó el pelo con ello. Dio un último vistazo en el espejo y pasó a su habitación. Se vistió, y bajó las escaleras que le separaban del resto de la casa. Grace ya estaba preparando el desayuno. Su turno comenzaba a las ocho de la mañana, y tenía el tiempo justo de tomarse un café con él, como así hizo.
-¿ Qué tal has dormido, hijo ?
-Pues la verdad no muy bien. Debió ser por el cansancio. Me di el gran palizón, pero me sentí a gusto haciéndolo. Me sentí útil.
No podía decirle a Grace a qué se debia su euforia: era su despertar sexual. Por primera vez había contemplado un cuerpo de mujer hecha y derecha , y no el de las adolescentes de su instituto que simplemente buscaban un "morreo" y algún "refregón" con él. Y a pesar de que eso no le desagradaba, tampoco le satisfacía, porque la excitación que le provocaban no obtenía compensación. No imaginaba tenerla con Elena, pero se sentía como si estuviera en un museo contemplando una obra maestra. Por el camino, iba nervioso y no se explicaba el motivo de su ansiedad
- Seguramente hoy no la veré. No seas bobo Christian ¿ qué estás forjando en tu cabeza? ¿Acaso crees que se va a repetir lo de ayer? Eres un gili niñato. Está casada. Vuelve a la tierra. Eres un crío para ella. Despierta chaval
Durante el trayecto, iba haciéndose esas reflexiones, y por muchas vueltas que daba, no encontraba el motivo del que pensase de esa forma tan absurda, tan sólo por un buen bofetón y una cita para trabajar al día siguiente.
- Basta ya Christian. Basta ya.- se dijo malhumorado, y lentamente llegó hasta la casa
Llamó a la puerta como hacía siempre, y como siempre volvió a recibirle Ruth. Le preguntó si quería desayunar, y ante su negativa, se excusó con que debía comenzar el trabajo rápidamente.
A media mañana apareció Elena como si tal cosa. Acababa de levantarse y todavía llevaba puesta la bata. Sostenía entre sus manos, una taza de café recién hecho, y como de costumbre sonrió al chico que no paró de trabajar, ni cuando ella inició una ligera conversación.
- En el frigorífico tienes una jarra de zumo, que Ruth ha dejado hecho antes de irse
-¿ Se va ? - preguntó extrañado Christian
- Si tiene que hacer unas compras en el centro comercial para que las traigan mañana, y ya no regresará. Irá a su casa después- comentó ella
- ¿ Asunto de qué me está contando este rollo. A mi ¿ qué me importa ? - dijo para sí Christian
- Voy a ducharme - es todo lo que ella dijo
Al cabo de media hora, estaba nuevamente ante él. Christian no podía abrir más los ojos de asombro. Allí estaba otra vez a medio vestir, sólo con una combinación de fina tela que se ceñía a su cuerpo como otra piel, y dejaba entrever las armoniosas formas de la mujer. Al verla, no pudo por menos que detenerse un momento en el camino al contenedor. Era una visión espectacular la que tenía ante sus ojos, pero era consciente que la estaba mirando fijamente, y es muy posible que volviera a enfadarse como el día anterior
-Christian - dijo de pronto - ¿ cuántos años tienes ?
- Acabo de cumplir, hace unos días, quince, señora.
- ¿ Por qué me llamas señora? ¿ Te parezco muy mayor ?
- No..., y si me lo permite... me parece un ángel
- ¿ Nunca has estado con una chica? ... bueno.-.. ya sabes. Besándote y eso... o algo más
Christian tragó saliva, sin saber qué decir. No entendía muy bien el jueguecito que se traía. ¿ A qué venían esas preguntas, a ella qué le importaba lo que hacía con las chicas? Cortó en seco sus reflexiones, cuando comprobó que ella avanzaba sonriente hasta donde él estaba
- Ven conmigo. Hace mucho calor aquí fuera. Descansa durante un rato, y asi luego rendirás más y mejor- dijo una insinuante Elena
- No gracias, estoy bien. No hace falta que se moleste por mi
-Puedo asegurarte que no es ninguna molestia, muy al contrario todo un placer-. Dijo las últimas palabras como arrastrando las letras, al tiempo que le tendía una mano-. - Vamos no seas crio. Yo te veo ya muy mayor.
Fue acercándose a él y su brazo extendido subió hasta su cabeza, aproximando su cuerpo al del muchacho, que perplejo no alcanzaba a comprender el juego de ella.
No le tocaba, sólo su nuca, pero aproximó sus labios a los de Christian, que sin poderlo evitar respondió abrazándola fuertemente y juntando su cuerpo al de ella. Fue un beso intenso. Nunca le habían besado, ni él tampoco lo había hecho de esa forma, y¡ con esa mujer tan bella!. No importaba nada , sólo la excitación que sentía. Al cabo de unos instantes, ella se separó de él. Sudaba como nunca lo había hecho, y ella reía. Y cuanto más reía, él más se excitaba. Al fin, Elena le agarró de la mano y le condujo hasta el dormitorio.
Al entrar , comprobó que era el de matrimonio, y por un momento, pensó que no estaba bien lo que iban hacer, que se veía bien a las claras, cual era el objetivo de ella
- Pero... es tu cama y. . .
- Si es mi cama de matrimonio, pero ahora él no está, así que vamos a disfrutarla nosotros. ¿ Te has acostado con alguien?
- No. Ya te lo he dicho
- Muy bien. ¡ Un regalito !
-¿ Qué quieres decir con un regalito?
- Ya lo sabrás. Acércate
Cristian hizo lo que le pedía y fue hasta donde estaba ella, que lentamente comenzó a despojarse de su ropa. e hizo lo mismo con Christian Estaba como paralizado. No sabía muy bien lo que estaba ocurriendo, pero fuera lo que fuese, le gustaba. Sentía algo en su cuerpo nunca antes vivido. Dejó de pensar si estaba bien o mal , y dio paso a sus instintos. Sus manos acariciaban la suave piel de la mujer recorriendo su cuerpo. También ella se deleitaba rozando suavemente sus brazos, con cuidado de no tocar ni su pecho ni su espalda. Al fin, juntos se tumbaron en la cama.
Elena besaba a Christian y él respondía de inmediato. Paseó insistentemente sus manos por el cuerpo desnudo de ella y recibía las caricias de la mujer, pero no en todo él ¿ Cómo ella sabía dónde no podía tocarle? .
Christian estaba totalmente desatado. Su juvenil cuerpo respondía a las caricias que ella le dedicaba. Elena, igualmente, sentía la misma excitación. Ni una sola vez mencionó querer tocarle . Se limitaba a acariciar su cabeza y sus muslos tensos, musculosos. Llegó a un punto, que a pesar de su inexperiencia, supo lo que su cuerpo reclamaba y obtuvo sin ningún impedimento por parte de ella. En un principio se mostró algo torpe, pero siguiendo algunas instrucciones de Elena llegó a un clímax placentero como nunca había sentido, y por la respiración agitada de ella, se daba cuenta de que también había disfrutado de su placer. Sus gemidos se unieron. Su respiración era cada vez más rápida. Christian recitaba el nombre de Elena como una letanía, no entendiendo si era por el placer que le daba o por el agradecimiento de haber perdido su virginidad con aquella fabulosa mujer, tan experimentada y tan bella.
Agotados por el intenso orgasmo, Christian se dejó caer sobre el pecho de Elena, que era acariciado por sus manos. Era la primera vez que estaba con una mujer. Hasta entonces , sólo habían sido ligeras caricias con las chicas del instituto, pero lo ocurrido entre ellos había sido el éxtasis en su máxima potencia. Tardaron un rato en acompasar sus respiraciones. El se incorporó y vio que Elena sonreía feliz y extasiada, y nuevamente unieron sus labios en un apasionado beso.
No deseaba que aquello terminase nunca. Deseaba a aquella mujer. Necesitaba volver a tenerla una y otra vez. Ella reía a carcajadas y con ello expresaba que estaba dispuesta a repetir la experiencia, una vez se hubieran calmado.
- Cuéntame hijo, ¿ qué tal te ha ido? Vendrás cansadísimo ¿ no?
- Si lo estoy, pero lo cierto es que se me ha dado bien. Me ha dicho la señora, que vuelva hasta terminar. Creo que tendré para bastantes días. Ese contenedor es un pozo sin fin. Voy a darme una ducha y ahora bajo para cenar
- Muy bien, cariño. Me alegro mucho de que estés tan... tan... ¿ puedo decir contento?
- Si lo puedes decir con todas las letras. Quizá lo que necesitaba era un trabajo y no tanto instituto. Me hace sentir útil, y al estar yo sólo, no tengo roces con nadie; voy a mi aire.Ahora vuelvo.
- Christian... sabes que tienes que estudiar. Que ésto es sólo provisional. No tienes más remedio. Anda ve a ducharte.. Estarás muerto de hambre
- Voy- y subió las escaleras de dos en dos, algo que dejó sorprendida a Grace, que sonrió satisfecha.
-¡ Dios mio ! ¿ por qué no será siempre así ? - suspiró mirando al techo como si de allí pudiera bajar la respuesta. Se metió en la ducha sonriendo
- ¡ Qué cándida es mi madre ! - se repetía, mientras se enjabonaba el cuerpo sudoroso y sucio por el polvillo de los escombros.- La quiero muchísimo. Ella siempre está a mi lado. Creo que sería hora de llamarla mamá, como hacen Elliot y Mia. ¿ Debo proponérselo, o hacer como que me ha salido espontáneamente? Lo cierto es que la debo mucho, pero si ella supiera... ¿ Acaso era lo que necesitaba? No lo sé, pero ha sido espectacular. Jamás me he sentido tan bien como lo estoy ahora.
Cenaron los dos solos Carrick aún no había regresado de su viaje, y lo haría en breves días. Y con él también regresarían sus hijos; estará la familia al completo
- Mamá ¿ me pasas la mayonesa ?- dijo Christian, dejando caer la frase
- ¿ Cómo has dicho ? Perdona estaba distraída
Sabía muy bien que no era distracción, sino la extrañeza de oírle pronunciar la palabra mamá, tanto tiempo deseada, y por fin pronunciada
- Mamá ¿ estás bien ?
Grace emocionada, apretó la mano de Christian, es todo lo que podía rozarle. Esperaba que el segundo dique a romper, vendría por si solo y en algún momento le podría abrazar. El primer paso ya lo había dado y esa bendita palabra, había sido igual que un coro celestial para ella.
No hablaron más del tema, pasaron de puntillas por él, como si hubiera sido la cosa más natural del mundo aunque no lo hubiera sido. Sentados en el salón no charlaban, inmersos cada uno en sus pensamientos. Al cabo de un rato, Christian comenzó a sentir que sus músculos pedían descanso, y dando un beso a su madre en la mejilla, se despidió de ella hasta el día siguiente.
No sabría decir si fue el cansancio, o lo inesperado de su encuentro con Elena, pero el caso es que durmió a trompicones, entremezclado con sueños inconexos. Se despertó con las primeras luces del día. No sabía por qué lo hacía, pero se esmeró más en su aseo personal. No faltó el desodorante, siempre arrinconado, sin usar. Pasó su mano por la mejilla y comprobó que la pelusa comenzaba a convertirse en una prematura barba.
- Bah... todavía paso sin afeitarme -. Echo en su mano un poco de perfume y se frotó el pelo con ello. Dio un último vistazo en el espejo y pasó a su habitación. Se vistió, y bajó las escaleras que le separaban del resto de la casa. Grace ya estaba preparando el desayuno. Su turno comenzaba a las ocho de la mañana, y tenía el tiempo justo de tomarse un café con él, como así hizo.
-¿ Qué tal has dormido, hijo ?
-Pues la verdad no muy bien. Debió ser por el cansancio. Me di el gran palizón, pero me sentí a gusto haciéndolo. Me sentí útil.
No podía decirle a Grace a qué se debia su euforia: era su despertar sexual. Por primera vez había contemplado un cuerpo de mujer hecha y derecha , y no el de las adolescentes de su instituto que simplemente buscaban un "morreo" y algún "refregón" con él. Y a pesar de que eso no le desagradaba, tampoco le satisfacía, porque la excitación que le provocaban no obtenía compensación. No imaginaba tenerla con Elena, pero se sentía como si estuviera en un museo contemplando una obra maestra. Por el camino, iba nervioso y no se explicaba el motivo de su ansiedad
- Seguramente hoy no la veré. No seas bobo Christian ¿ qué estás forjando en tu cabeza? ¿Acaso crees que se va a repetir lo de ayer? Eres un gili niñato. Está casada. Vuelve a la tierra. Eres un crío para ella. Despierta chaval
Durante el trayecto, iba haciéndose esas reflexiones, y por muchas vueltas que daba, no encontraba el motivo del que pensase de esa forma tan absurda, tan sólo por un buen bofetón y una cita para trabajar al día siguiente.
- Basta ya Christian. Basta ya.- se dijo malhumorado, y lentamente llegó hasta la casa
Llamó a la puerta como hacía siempre, y como siempre volvió a recibirle Ruth. Le preguntó si quería desayunar, y ante su negativa, se excusó con que debía comenzar el trabajo rápidamente.
A media mañana apareció Elena como si tal cosa. Acababa de levantarse y todavía llevaba puesta la bata. Sostenía entre sus manos, una taza de café recién hecho, y como de costumbre sonrió al chico que no paró de trabajar, ni cuando ella inició una ligera conversación.
- En el frigorífico tienes una jarra de zumo, que Ruth ha dejado hecho antes de irse
-¿ Se va ? - preguntó extrañado Christian
- Si tiene que hacer unas compras en el centro comercial para que las traigan mañana, y ya no regresará. Irá a su casa después- comentó ella
- ¿ Asunto de qué me está contando este rollo. A mi ¿ qué me importa ? - dijo para sí Christian
- Voy a ducharme - es todo lo que ella dijo
Al cabo de media hora, estaba nuevamente ante él. Christian no podía abrir más los ojos de asombro. Allí estaba otra vez a medio vestir, sólo con una combinación de fina tela que se ceñía a su cuerpo como otra piel, y dejaba entrever las armoniosas formas de la mujer. Al verla, no pudo por menos que detenerse un momento en el camino al contenedor. Era una visión espectacular la que tenía ante sus ojos, pero era consciente que la estaba mirando fijamente, y es muy posible que volviera a enfadarse como el día anterior
-Christian - dijo de pronto - ¿ cuántos años tienes ?
- Acabo de cumplir, hace unos días, quince, señora.
- ¿ Por qué me llamas señora? ¿ Te parezco muy mayor ?
- No..., y si me lo permite... me parece un ángel
- ¿ Nunca has estado con una chica? ... bueno.-.. ya sabes. Besándote y eso... o algo más
Christian tragó saliva, sin saber qué decir. No entendía muy bien el jueguecito que se traía. ¿ A qué venían esas preguntas, a ella qué le importaba lo que hacía con las chicas? Cortó en seco sus reflexiones, cuando comprobó que ella avanzaba sonriente hasta donde él estaba
- Ven conmigo. Hace mucho calor aquí fuera. Descansa durante un rato, y asi luego rendirás más y mejor- dijo una insinuante Elena
- No gracias, estoy bien. No hace falta que se moleste por mi
-Puedo asegurarte que no es ninguna molestia, muy al contrario todo un placer-. Dijo las últimas palabras como arrastrando las letras, al tiempo que le tendía una mano-. - Vamos no seas crio. Yo te veo ya muy mayor.
Fue acercándose a él y su brazo extendido subió hasta su cabeza, aproximando su cuerpo al del muchacho, que perplejo no alcanzaba a comprender el juego de ella.
No le tocaba, sólo su nuca, pero aproximó sus labios a los de Christian, que sin poderlo evitar respondió abrazándola fuertemente y juntando su cuerpo al de ella. Fue un beso intenso. Nunca le habían besado, ni él tampoco lo había hecho de esa forma, y¡ con esa mujer tan bella!. No importaba nada , sólo la excitación que sentía. Al cabo de unos instantes, ella se separó de él. Sudaba como nunca lo había hecho, y ella reía. Y cuanto más reía, él más se excitaba. Al fin, Elena le agarró de la mano y le condujo hasta el dormitorio.
Al entrar , comprobó que era el de matrimonio, y por un momento, pensó que no estaba bien lo que iban hacer, que se veía bien a las claras, cual era el objetivo de ella
- Pero... es tu cama y. . .
- Si es mi cama de matrimonio, pero ahora él no está, así que vamos a disfrutarla nosotros. ¿ Te has acostado con alguien?
- No. Ya te lo he dicho
- Muy bien. ¡ Un regalito !
-¿ Qué quieres decir con un regalito?
- Ya lo sabrás. Acércate
Cristian hizo lo que le pedía y fue hasta donde estaba ella, que lentamente comenzó a despojarse de su ropa. e hizo lo mismo con Christian Estaba como paralizado. No sabía muy bien lo que estaba ocurriendo, pero fuera lo que fuese, le gustaba. Sentía algo en su cuerpo nunca antes vivido. Dejó de pensar si estaba bien o mal , y dio paso a sus instintos. Sus manos acariciaban la suave piel de la mujer recorriendo su cuerpo. También ella se deleitaba rozando suavemente sus brazos, con cuidado de no tocar ni su pecho ni su espalda. Al fin, juntos se tumbaron en la cama.
Elena besaba a Christian y él respondía de inmediato. Paseó insistentemente sus manos por el cuerpo desnudo de ella y recibía las caricias de la mujer, pero no en todo él ¿ Cómo ella sabía dónde no podía tocarle? .
Christian estaba totalmente desatado. Su juvenil cuerpo respondía a las caricias que ella le dedicaba. Elena, igualmente, sentía la misma excitación. Ni una sola vez mencionó querer tocarle . Se limitaba a acariciar su cabeza y sus muslos tensos, musculosos. Llegó a un punto, que a pesar de su inexperiencia, supo lo que su cuerpo reclamaba y obtuvo sin ningún impedimento por parte de ella. En un principio se mostró algo torpe, pero siguiendo algunas instrucciones de Elena llegó a un clímax placentero como nunca había sentido, y por la respiración agitada de ella, se daba cuenta de que también había disfrutado de su placer. Sus gemidos se unieron. Su respiración era cada vez más rápida. Christian recitaba el nombre de Elena como una letanía, no entendiendo si era por el placer que le daba o por el agradecimiento de haber perdido su virginidad con aquella fabulosa mujer, tan experimentada y tan bella.
Agotados por el intenso orgasmo, Christian se dejó caer sobre el pecho de Elena, que era acariciado por sus manos. Era la primera vez que estaba con una mujer. Hasta entonces , sólo habían sido ligeras caricias con las chicas del instituto, pero lo ocurrido entre ellos había sido el éxtasis en su máxima potencia. Tardaron un rato en acompasar sus respiraciones. El se incorporó y vio que Elena sonreía feliz y extasiada, y nuevamente unieron sus labios en un apasionado beso.
No deseaba que aquello terminase nunca. Deseaba a aquella mujer. Necesitaba volver a tenerla una y otra vez. Ella reía a carcajadas y con ello expresaba que estaba dispuesta a repetir la experiencia, una vez se hubieran calmado.
Autoría: Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet
Fotografías: Internet
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