Al terminar el pato he acabado con mi historia, y la noche ha caído sobre el lago. Elena ha escuchado mi historia sin opinar, y trocea en silencio el postre, la vista perdida en la oscuridad del agua.
- Christian, esto tenía que pasar, antes o después. Ya no eres el niño que buscaba pelea en el colegio para justificar su necesidad de expresarse a golpes… -su cucharita dibuja círculos con el sirope que decora el pastel.– No te niegues la oportunidad de intentar perseguir tus instintos. Nunca lo has hecho. Y hasta ahora, te ha ido francamente bien.
- No sé nada de ella, Elena.
- Estoy segura de que Welch y Hendersson se han ocupado de eso por ti.
- No me refiero a eso. Tendrías que haberla visto, diminuta, en ese disfraz de monja frustrada… Estoy seguro de que la única fusta que ha conocido en su vida es la de Alec D’Urberville.
- ¿De quién? – Pregunta, confundida.
- Un personaje de una novela, es igual.
- No he conocido a muchas mujeres capaces de resistirse a sus encantos, señor Grey.
Como para corroborar sus palabras una camarera se acerca y deposita torpemente la cuenta sobre la mesa, musitando una disculpa.
- ¿Lo ves? Todas tiemblan por ti. Deberías acercarte a esa joven.
- Flynn me ha dicho lo mismo.
- ¿Entonces? ¿Qué te frena?
- Estoy desconcertado Elena, éste es un Christian al que no conozco.
- Es un Christian radiante, sea como sea –me sonríe vencida mientras se levanta-. Debo irme, es tarde.
Pago la cuenta y acompaño a la señora Robinson a su coche.
- Gracias por la velada Elena. Ha sido un placer.
- Gracias a ti, querido. – Elena se despide con un elegante gesto de muñeca, haciendo tintinear las llaves que le ha dado el aparcacoches.
Él está en la cocina, grita. Dice que soy sucio. Tengo miedo, mucho miedo. Mami también está sucia, está manchada. Como yo. Él se va. Cierra la puerta tan fuerte que me asusta. ¿Tú también tienes miedo, mami? Mami. ¡Mami! Lloro para que mami me haga caso, pero no me oye. Está dormida y en la casa no se oye nada. Está tumbada en el suelo y me acerco a su cara. Se la tapa el pelo, y se lo aparto. Entonces dos ojos azules enormes me miran. Pero mami tiene los ojos grises, como yo.
Me despierto en medio de un charco de sudor, con el corazón latiéndome a mil por hora, luchando por salir de mi pecho. Me froto la cara intentando apartar el terrible sueño que acabo de tener. Eran los ojos de Anastasia en la cara de mi madre, de mi madre muerta. Era Anastasia muerta.
Todavía es de noche pero no quiero dormir más, no puedo soportarlo. Me pongo la ropa del gimnasio y me someto a una hora de ejercicios para tratar de alejar los fantasmas. ¿Cómo voy a enfrentarme a esto? En la ducha, el agua resuena contra las paredes del baño de mármol confundiéndose con el eco de mi llanto infantil. Dios mío, no puedo salir de esta pesadilla.
- Buenos días Taylor.
- Señor Grey.
- Vamos a la Oficina para los Derechos Civiles, tengo una reunión.
- De acuerdo, señor Grey.
En el coche reviso el dossier que me ha enviado Sam. El referéndum del mes de enero tuvo como resultado un apabullante apoyo a la independencia de Sudán del Sur, y no está claro cómo puede afectar eso a nuestros planes para apoyar a la población civil de Darfur. Las sequías de principios de los 2000 empujaron a los pueblos nómadas del norte a buscar pastos frescos más al sur, y las tensiones siguen aumentando, en medio del caos de una guerra civil no resuelta. Los dos buques que enviamos hace un mes siguen fondeados en el Mar Rojo a la espera de obtener los permisos para atracar en el puerto de Sudán y hacer que llegue a los campos de refugiados. El resto, los proyectos para implantar la tecnología que hemos desarrollado para potenciar la agricultura, están totalmente parados. Pero lo primero es lo primero: tenemos que hacer que la comida llegue a los campos antes de que más niños inocentes mueran.
Saco mi Blackberry del bolsillo. Si ha quedado algo claro en la reunión es que no podemos esperar que desde aquí hagan nada para proteger el cargamento. ¿Cómo es posible?
De: Christian Grey
Para: Luke Sawyer
Fecha: 18 de mayo de 2011 14:50
Asunto: ¿Seguridad privada en Sudán?
Sawyer, necesito un contacto en Egipto, seguridad privada para acompañar los dos buques desde el paso norte del Canal de Suez hasta el puerto de Sudán.
Christian Grey
Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc
Repaso la lista de mensajes que Andrea me ha derivado desde la oficina. Taiwán, Darfur, Sudán, Darfur, Darfur, ¡Mia!
De: Mia Grey
Para: Christian Grey
Fecha: 18 de mayo de 2011 14:20
Asunto: Cher frère
¡Christian! ¿Cómo estás, hermanito? Hace días que no sé nada de ti. Te perdono porque vuelvo en seguida a casa, y les he pedido a papá y mamá que organicen una gran cena de bienvenida. ¡Estoy como loca por veros! ¿Alguna novedad?
Millones y millones de besos,
Mia
De: Christian Grey
Para: Mia Grey
Fecha: 18 de mayo de 2011 14:55
Por supuesto, cuenta conmigo para tu gran cena. No me perdería todas las aventuras que tengas que contar por nada del mundo. Cuídate mucho hasta entonces, no me hagas enfadar :-D.
Christian Grey
Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc
De: Mia Grey
Para: Christian Grey
Fecha: 18 de mayo de 2011 15:03
Asunto: bien sûr
Por supuesto, no tienes nada de lo que preocuparte. Los franceses hacen gala de su fama: son tremendamente educados, galantes y respetuosos.
Mia xxx
Mia es tan encantadora… Y tan pícara. Sé perfectamente que con lo de “alguna novedad remarcable” se refería a mis novias. Las que no tengo y en mi familia tanto interés despiertan. Nunca lo dicen, pero piensan que soy homosexual, y nunca he hecho nada por sacarles de su error. Para el tipo de vida que llevo, es casi lo mejor. Y no deben de ser los únicos en pensarlo, en la lista de preguntas de la señorita Kavanagh estaba la insolente pregunta. ¿Cómo pudo pensar que estaba bien enfrentarse así a una persona como yo? Un azote a tiempo habría cortado sus impertinencias. Lo siento Mia, no tengo ninguna novedad que ofrecerte.
Paso el resto de la tarde en el despacho apagando fuegos, siempre que no paso por la oficina un día entero se nota, y tengo trabajo acumulado. Mañana será otro día, me voy. Recojo mis cosas y llamo a Taylor. Por un momento me siento tentado de pasar por el salón, pero después de la mala experiencia del otro día, prefiero volver a casa y enfrascarme en la lectura de Tess. Así podré terminarlo a tiempo para que le llegue a Anastasia el viernes.
A media mañana Andrea llama con los nudillos a mi despacho.
- Adelante.
- Señor Grey, Claude Bastille está aquí.
- Hazle pasar. Gracias, Andrea.
Mierda, lo había olvidado. La semana pasada le prometí una mañana de golf.
- Grey, creo que me debes unos hoyos.
- Lo siento Claude, he estado terriblemente ocupado.
- Espero que tu agilidad no se resienta, el viernes tenemos combate –se permite recordarme.
- Eh, sí, el viernes… No va a poder ser Claude, Elliot ha cerrado un buen negocio en Nueva York y vamos a la ópera a celebrarlo, a Portland. Mucho me temo que estaré fuera desde el jueves por la tarde.
- Grey, se está dejando. Aunque mantiene el buen aspecto de siempre, apuesto a que al resto de mis clientes les gustaría saber qué arma secreta aplico con usted.
- Se llama disciplina, Bastille. No pasa un día sin que pase por el gimnasio –sonrío. Lo sabe, no es necesario que se lo diga.
- Está bien. ¿Golf, mañana, a las 09:30?
- Christian, esto tenía que pasar, antes o después. Ya no eres el niño que buscaba pelea en el colegio para justificar su necesidad de expresarse a golpes… -su cucharita dibuja círculos con el sirope que decora el pastel.– No te niegues la oportunidad de intentar perseguir tus instintos. Nunca lo has hecho. Y hasta ahora, te ha ido francamente bien.
- No sé nada de ella, Elena.
- Estoy segura de que Welch y Hendersson se han ocupado de eso por ti.
- No me refiero a eso. Tendrías que haberla visto, diminuta, en ese disfraz de monja frustrada… Estoy seguro de que la única fusta que ha conocido en su vida es la de Alec D’Urberville.
- ¿De quién? – Pregunta, confundida.
- Un personaje de una novela, es igual.
- No he conocido a muchas mujeres capaces de resistirse a sus encantos, señor Grey.
Como para corroborar sus palabras una camarera se acerca y deposita torpemente la cuenta sobre la mesa, musitando una disculpa.
- ¿Lo ves? Todas tiemblan por ti. Deberías acercarte a esa joven.
- Flynn me ha dicho lo mismo.
- ¿Entonces? ¿Qué te frena?
- Estoy desconcertado Elena, éste es un Christian al que no conozco.
- Es un Christian radiante, sea como sea –me sonríe vencida mientras se levanta-. Debo irme, es tarde.
Pago la cuenta y acompaño a la señora Robinson a su coche.
- Gracias por la velada Elena. Ha sido un placer.
- Gracias a ti, querido. – Elena se despide con un elegante gesto de muñeca, haciendo tintinear las llaves que le ha dado el aparcacoches.
Él está en la cocina, grita. Dice que soy sucio. Tengo miedo, mucho miedo. Mami también está sucia, está manchada. Como yo. Él se va. Cierra la puerta tan fuerte que me asusta. ¿Tú también tienes miedo, mami? Mami. ¡Mami! Lloro para que mami me haga caso, pero no me oye. Está dormida y en la casa no se oye nada. Está tumbada en el suelo y me acerco a su cara. Se la tapa el pelo, y se lo aparto. Entonces dos ojos azules enormes me miran. Pero mami tiene los ojos grises, como yo.
Me despierto en medio de un charco de sudor, con el corazón latiéndome a mil por hora, luchando por salir de mi pecho. Me froto la cara intentando apartar el terrible sueño que acabo de tener. Eran los ojos de Anastasia en la cara de mi madre, de mi madre muerta. Era Anastasia muerta.
Todavía es de noche pero no quiero dormir más, no puedo soportarlo. Me pongo la ropa del gimnasio y me someto a una hora de ejercicios para tratar de alejar los fantasmas. ¿Cómo voy a enfrentarme a esto? En la ducha, el agua resuena contra las paredes del baño de mármol confundiéndose con el eco de mi llanto infantil. Dios mío, no puedo salir de esta pesadilla.
- Buenos días Taylor.
- Señor Grey.
- Vamos a la Oficina para los Derechos Civiles, tengo una reunión.
- De acuerdo, señor Grey.
En el coche reviso el dossier que me ha enviado Sam. El referéndum del mes de enero tuvo como resultado un apabullante apoyo a la independencia de Sudán del Sur, y no está claro cómo puede afectar eso a nuestros planes para apoyar a la población civil de Darfur. Las sequías de principios de los 2000 empujaron a los pueblos nómadas del norte a buscar pastos frescos más al sur, y las tensiones siguen aumentando, en medio del caos de una guerra civil no resuelta. Los dos buques que enviamos hace un mes siguen fondeados en el Mar Rojo a la espera de obtener los permisos para atracar en el puerto de Sudán y hacer que llegue a los campos de refugiados. El resto, los proyectos para implantar la tecnología que hemos desarrollado para potenciar la agricultura, están totalmente parados. Pero lo primero es lo primero: tenemos que hacer que la comida llegue a los campos antes de que más niños inocentes mueran.
Saco mi Blackberry del bolsillo. Si ha quedado algo claro en la reunión es que no podemos esperar que desde aquí hagan nada para proteger el cargamento. ¿Cómo es posible?
De: Christian Grey
Para: Luke Sawyer
Fecha: 18 de mayo de 2011 14:50
Asunto: ¿Seguridad privada en Sudán?
Sawyer, necesito un contacto en Egipto, seguridad privada para acompañar los dos buques desde el paso norte del Canal de Suez hasta el puerto de Sudán.
Christian Grey
Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc
Repaso la lista de mensajes que Andrea me ha derivado desde la oficina. Taiwán, Darfur, Sudán, Darfur, Darfur, ¡Mia!
De: Mia Grey
Para: Christian Grey
Fecha: 18 de mayo de 2011 14:20
Asunto: Cher frère
¡Christian! ¿Cómo estás, hermanito? Hace días que no sé nada de ti. Te perdono porque vuelvo en seguida a casa, y les he pedido a papá y mamá que organicen una gran cena de bienvenida. ¡Estoy como loca por veros! ¿Alguna novedad?
Millones y millones de besos,
Mia
De: Christian Grey
Para: Mia Grey
Fecha: 18 de mayo de 2011 14:55
Asunto: Sœur chérie
¡Hola! Ninguna novedad remarcable, Mia. Ya sabes que vivo para trabajar y, desde que no tengo una hermanita pequeña de la que ocuparme, mis esfuerzos por ayudar a los niños en Darfur se han duplicado. ¡Espero que no se resientan con tu vuelta!Por supuesto, cuenta conmigo para tu gran cena. No me perdería todas las aventuras que tengas que contar por nada del mundo. Cuídate mucho hasta entonces, no me hagas enfadar :-D.
Christian Grey
Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc
De: Mia Grey
Para: Christian Grey
Fecha: 18 de mayo de 2011 15:03
Asunto: bien sûr
Por supuesto, no tienes nada de lo que preocuparte. Los franceses hacen gala de su fama: son tremendamente educados, galantes y respetuosos.
Mia xxx
Mia es tan encantadora… Y tan pícara. Sé perfectamente que con lo de “alguna novedad remarcable” se refería a mis novias. Las que no tengo y en mi familia tanto interés despiertan. Nunca lo dicen, pero piensan que soy homosexual, y nunca he hecho nada por sacarles de su error. Para el tipo de vida que llevo, es casi lo mejor. Y no deben de ser los únicos en pensarlo, en la lista de preguntas de la señorita Kavanagh estaba la insolente pregunta. ¿Cómo pudo pensar que estaba bien enfrentarse así a una persona como yo? Un azote a tiempo habría cortado sus impertinencias. Lo siento Mia, no tengo ninguna novedad que ofrecerte.
Paso el resto de la tarde en el despacho apagando fuegos, siempre que no paso por la oficina un día entero se nota, y tengo trabajo acumulado. Mañana será otro día, me voy. Recojo mis cosas y llamo a Taylor. Por un momento me siento tentado de pasar por el salón, pero después de la mala experiencia del otro día, prefiero volver a casa y enfrascarme en la lectura de Tess. Así podré terminarlo a tiempo para que le llegue a Anastasia el viernes.
A media mañana Andrea llama con los nudillos a mi despacho.
- Adelante.
- Señor Grey, Claude Bastille está aquí.
- Hazle pasar. Gracias, Andrea.
Mierda, lo había olvidado. La semana pasada le prometí una mañana de golf.
- Grey, creo que me debes unos hoyos.
- Lo siento Claude, he estado terriblemente ocupado.
- Espero que tu agilidad no se resienta, el viernes tenemos combate –se permite recordarme.
- Eh, sí, el viernes… No va a poder ser Claude, Elliot ha cerrado un buen negocio en Nueva York y vamos a la ópera a celebrarlo, a Portland. Mucho me temo que estaré fuera desde el jueves por la tarde.
- Grey, se está dejando. Aunque mantiene el buen aspecto de siempre, apuesto a que al resto de mis clientes les gustaría saber qué arma secreta aplico con usted.
- Se llama disciplina, Bastille. No pasa un día sin que pase por el gimnasio –sonrío. Lo sabe, no es necesario que se lo diga.
- Está bien. ¿Golf, mañana, a las 09:30?
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